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matacandelas de Medellin

matacandelas de Medellin

“Tener una casa es tener un estilo para combatir el tiempo. Combatir al tiempo sólo se logra si a un esencial sentido de la tradición se une la creación que todavía mantiene su espiral, que no ha dejado aún de transcurrir. EL QUE TIENE UNA CASA TIENE QUE SER BIENQUISTO, PUES LA CASA PRODUCE LA ALEGRÍA DE QUE ES LA CASA DE TODOS ”
(José Lezama Lima)
La Asociación Colectivo Teatral Matacandelas es una entidad sin ánimo de lucro creada en el año de 1979 y elevada a la categoría de Patrimonio Cultural de la Ciudad de Medellín en 1991. En sus 25 años de existencia ha producido más de 40 montajes, entre ellos unos 12 pertenecientes al teatro de títeres.

Actualmente cuenta con 13 obras de repertorio :

JUEGOS NOCTURNOS 2, VELADA PATAFÍSICA ¿de Alfred Jarry?
"Medea" de Lucio Anneo Séneca
"Los Ciegos" de Maurice Maeterlinck
"La Chica Que Quería Ser Dios" Creación Colectiva Sobre Sylvia Plath
"Los Bellos Días" de Samuel Beckett
"Los Diplomas" de Andrés Caicedo.
"Angelitos Empantanados" de Andrés Caicedo
"Juegos Nocturnos" de Jean Tardieu
"O Marinheiro" de Fernando Pessoa
"Pinocho" - "Chorrillo Sietevueltas" - "Fiesta" y "HechiZerías"
estas cuatro últimas, espectáculos infantiles creados por nuestra agrupación.

El Teatro Matacandelas ha ganado en los últimos años un amplio reconocimiento en el ámbito nacional e internacional, prueba de ello ha sido la invitación a los Festivales Internacionales de Teatro de Cádiz, Bogotá y Manizales así como la gira por algunos paises Europeos (Portugal, España, Francia y Bélgica) efectuada en el año de 1993, la temporada realizada en Guatemala en 1994, la participación como invitado especial al Festival de teatro de la frontera con presentaciones en las ciudades de Cúcuta y San Cristóbal (Venezuela) en 1995, la temporada en el Teatro Olimpia de Madrid en junio del 97, la participación en el Festival Internacional de Almada (Portugal), la Muestra Internacional de Teatro de Ribadavia (España) también en el 97, la invitación a MAYO TEATRAL 2001 y 2004 en Cuba, además de diferentes participaciones en el Festival Internacional de Manizales y el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá .

De la aceptación del Teatro Matacandelas dan cuenta las más de doscientas funciones anuales que en promedio realiza el grupo, así como los talleres, veladas artísticas e intercambios que se efectúan constantemente.

Estamos ubicados en el centro de Medellín (Colombia) en la calle 47 No.43 - 47 (Bomboná con Girardot), donde ofrecemos temporadas permanentes de teatro de Jueves a Sábado a las 8:00 p.m. y Títeres los Domingos a las 11:30 a.m.

Le esperamos...

1979 - 2002

Si algo ha caracterizado estos 23 años de hacer escénico del Teatro Matacandelas es su insobornable falta de estilo, el tanteo con nuevos y viejos lenguajes, la carencia de un dogma, su clima de exploración permanente, considerando que sobre el tablado las certezas estéticas se hayan empalidecidas por las maravillosas dudas. Lo que ayer pudo significar un seducible ( y funcionable ) camino para muchos, hoy puede convertirse en un obstáculo para la libertad creativa.

Nuestro repertorio señala a rápido golpe de ojo en todos sus autores y tendencias sus saludables contradicciones: T. Williams, Pessoa, Ionesco, Cocteau, Andrés Caicedo, Beckett, Lorca, Brecht, Aguilera Garramuño y, por supuesto, las dramaturgias nacidas en el grupo, que conforman una mitad del total de puestas en escena. Autores, como se ve, de distintas instancias poéticas y diversos estilos que convergen en una actividad reforzada por tres disciplinas: teatro, títeres y música. Dirigidas a públicos distintos, destacándose la proyección infantil.

En la circunstancia cultural de nuestra sociedad donde ha predominado el conocimiento del arte representativo de una manera primaria, de oidas o como en la mayoría de los casos, por referencias literarias académicas, no es extraño que la práxis teatral aparezca como desconocida o incomprensible, cuando no subestimada, pero también, y por ello mismo, como una tarea artística de alentadoras posibilidades en su devenir; quiere decir que de esta nueva generación va a depender en lo sucesivo la formación y el gusto dramático. Se hace indispensable considerar que el teatro todavía es una propuesta joven para el país.

Dócil a este pensamiento el Teatro Matacandelas ha soslayado los alcances de su actividad escénica en un amplio tiempo, descreyendo de los exitos momentáneos o afanando una situación que más que a un solo grupo, implica el espectro teatral nacional. Se trata - le preguntaban a Jean Vilar - de devolverle al pueblo el gusto por el teatro? No lo ha perdido nunca - respondía lacónico Vilar- la preocupación es el acceso.

Si el acceso ha sido una contribución del Teatro Matacandelas lo dirán mejor las 4.153 funciones públicas realizadas en estos 23 años de existencia; momento donde en los 14 últimos a ños - desde su sala estable - incrementa sus veladas anuales a 250.

Exploración y proyección en circunstancias muy específicas, para un público que urge experiencia directa con el teatro.

Es pues el sondeamiento a la teatralidad, a la investigación, a la experimentación lo que asi mismo nos ha permitido una constante comunicación con el espectador. No es la búsqueda como monólogo interior divorciado del entorno donde al público no se le compromete con el riesgo y la aventura.

Sobre todo y más allá de cualquier presupuesto teórico o ideológico, nuestro ejercicio es el clima en el cual, las trece personas que nos hemos asociado bajo el nombre común de Matacandelas, nos divertimos.

Y el público a menudo suele pasarla bien...

nosotros los comunes

nosotros los comunes

Nosotros los Comunes (comuneros 1781)
Grupo la candelaria Bogota

1. Presentación

BANDO

(Redoble de tambor). Mayo 26 de 1776. Por cédula real de Su Majestad Carlos III de España, toma posesión de este virreinato de la Nueva Granada Su Excelencia el Virrey Manuel Antonio Flórez, Comendador de Lopera de la Orden de Calatrava y Teniente General de la Real Armada. (Redoble de tambor).

Entra el Virrey, cargado en una silleta sobre las espaldas de un indio que sigue marchando en el mismo sitio). Dos años más tarde, en 1778 se declara la guerra entre España e Inglaterra. Su Excelencia el Virrey recibe orden de Su Majestad de trasladarse a Cartagena de Indias para defender sus fuentes y es nombrado Regente Visitador, don Juan Gutiérrez de Piñeres, quien queda encargado de atender todo lo relacionado con la Real Hacienda.

Redoble. Entra el Visitador también cargado por un indio y queda junto al Virrey. Cada uno habla por su cuenta, mientras los silleteros caminan en su sitio lentamente. No debe darse la sensación de diálogo.

VIRREY

Qué hermosos valles y montañas! No me explico cómo una región tan rica puede estar sumida en la total miseria.

VISITADOR

iHospitales, hospicios, escuelas! Qué locuras las de Flórez. De dónde dinero para semejantes fantasías!...

VIRREY

Abriré amplios caminos hacia el mar, construiré hospitales, hospicios, escuelas.

VISITADOR

Su Majestad Carlos III me ordenó sacar hasta el último maravedí de este miserable virreinato. Se necesita dinero para sostener la guerra contra Inglaterra, que nos quiere quitar la supremacía en los mares...

VIRREY

Mendigos por todas partes. Díctaré una ley prohibiendo la mendicidad en todo el virreinato.

VISITADOR

Reformaré todos los impuestos. El de alcabala aparte del de Barlovento, e impondré el Gracioso Donativo: dos pesos los nobles y un peso el comun.

VIRREY

Rebajaré al máximo los impuestos. Cómo puede desarrollarse un país con semejante cumulo de contribuciones, pechos, sisas sobre sus débiles espaldas?

VISITADOR

Sacará 600 .000 pesos al año. En los gobiernos anteriores sólo se sacaban 100.000. Yo con 600.000 contribuiré a salvar a España del león británico.

VIRREY

Imprentas y talleres... (Se van intercalando los parlamentos).

VISITADOR

Pontazgos y alcabalas...

VIRREY

Leyes en favor de los indios...

VISITADOR

Estancos para el tabaco, el aguardiente... (Salen).

II. EL MERCADO

Un mercado en la Plaza del Socorro. La Plaza está desocupada y van entrando primero las vivanderas y vendedores, luego los escasos compradores. La escena es improvisada de manera que los diálogos se superponen, destacándose algunos parlamentos en los que se expone el tema de la carestía y los impuestos. Ambiente muy pobre. El desarrollo de la acción y de los temas es el siguiente:

1. Entra la vendedora de guarapo e instala su puesto, seguida por la vendedora de arroz y yuca. Se preguntan por sus familiares y por la enfermedad del niño de brazos de la vendedora de arroz, quién lo trae consigo.

2. Entran el vendedor de tomate y un vendedor ambulante de hierbas y raíces medicinales. Mientras se instalan, hablan del mal estado de los caminos y de las falsas promesas de que lo recaudado en los pontazgos sería para meiorar los caminos.

3. Entran algunos compradores y el vendedor de miel.

4. La vendedora de arroz se acerca con su niño al yerbatero y le pide que se lo cure. Regatean el precio.

5. Entra un hombre con un costal de sal; es un vendedor que carece de permiso. Lo ofrece en venta, muy barato, para poder pagar los impuestos de alcabala de su sembrado de tabaco. Anda de un puesto a otro, sigilosamente. Nadie le compra.

6. La vendedora de arroz vuelve a su puesto y encuentra una compradora que le está "pellizcando" la yuca. Se arma un escándalo.

7. Entran dos guardias. Las mujeres se callan. Los guardias empiezan a pedir papeles en cada puesto. Algunos los tienen. Los que no, son amenazados con ir a la cárcel si no pagan la multa y el impuesto. Empiezan con el vendedor de tomate, quien carece del papel del puesto y promete, suplicante, pagarlo en las horas de la tarde.

8. Uno de los guardias se dirige al vendedor de hierbas para pedirle el Impuesto del Viento (impuesto a los vendedores ambulantes), en seguida a la del guarapo, al de la miel y por último a la del arroz, quien por la miseria, la enfermedad del hijo y la pelea reciente con la compradora está que se la lleva el diablo; además, no tiene el papel del puesto. El guardia la recrimina violentamente y le ordena retirarse de la plaza. Se dirige a la del guarapo. La mujer del arroz se lamenta.

MUJER DEL ARROZ

Y yo cómo hago? Si no vendo, cómo hago para pagar, y si no pago cómo hago para vender? (Cuando los guardias están de espaldas dice casi para sí) Malparidos guardias de mierda!

Los guardias la oyen. Hay un corto silencio. Se precipitan sobre la mujer y le riegan el arroz y las yucas por el piso. Todo el mundo protesta y se forma una gran algarabia, que es cortada por un redoble de tambor. Entra un pregonero acompañado de un guardia y lee un bando.

PREGONERO

"Por orden de Su Majestad Carlos III de España, que Dios guarde, ordenamos: Primero: auto resolutivo por el cual se restablece la cobranza del derecho de Armada de Barlovento separadamente de la Alcabala, con arreglo a los aranceles insertos en los despachos. Segundo: que de hoy en adelante se cobre un nuevo impuesto, que llevará el nombre de Gracioso Donativo (Protestas) y su cobro será en la siguiente forma: los nobles, ricos, criollos y españoles pagarán dos pesos; todo el común, los indios, un peso. Publíquese a voz de bando y pregonero. Firmado, Don Juan Gutiérrez de Píñeres, Visitador General". (Redoble).

La gente protesta airadamente. Los guardias la amenazan y la dispersan por la plaza. Continúan pidiendo papeles. Un guardia regresa donde el vendedor de tomates y le exige el pago de la multa. El hombre protesta y alega que no ha podido vender nada. Los guardias le patean la caja de tomates y aparecen unos huevos que tenía ocultos. Silencio. Los guardías preguntan de dónde sacó esos huevos. El hombrecito dice que no son de él, que son de un compadre que se los dio a guardar. Los guardias le destrozan los huevos y la cajita. Se forma un tumulto. Los guardias se llevan al hombre a la cárcel. La mujer del arroz se levanta y arenga a la gente.

MUJER

Hasta cuándo? Hasta cuándo vamos a soportar tanta miseria, tanta injusticia? No podemos quedarnos con las manos cruzadas viendo cómo nos humillan, cómo nos tratan como si fuéramos bestias de carga! Hoy me derramaron el arroz a mí y le destrozaron el puestico a don Rudecindo. Mañana será a usted, doña Petra, o a usted y a usted y a usted. Viva el Rey y muera el mal gobierno! (El guarda regresa y le da un culatazo a la mujer para callarla. Se la llevan).

Redoble de tambor. Las gentes salen de la plaza en distintas direcciones. La mujer del guarapo recoge la canasta con el niño de la mujer del arroz. Sobre una tarima un actor lanza una arenga.

ACTOR

"Sostenemos como evidentes estas verdades: Que todos los hombres son creados iguales. Que son dotados por el creador de ciertos derechos inalienables entre los cuales están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigidos invariablemente al mismo objetivo, demuestra un designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber derrocar ese mal gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad". Con estas palabras, hace cinco años, el pueblo de los Estados Unidos del Norte declaró su independencia de la Real Corona Británica.

Una actriz, sobre otra tarima, arenga.

ACTRIZ

El fuego de la revolución está prendido en toda América y es menester propagarlo. El inca, José Gabriel Túpac Amarú, se ha levantado en Tungasuca, virreinato del Perú, y ha dictado el siguiente bando:

"Yo, don José I, por la gracia de Dios Inca, rey del Perú, de Quito, Santa Fe y continentes de los mares del sur, duque de la Superlativa, señor de los césares y amazonas, con dominio en el gran Paitití, comisionado y distribuidor de la piedad divina por el erario sin par, declaro: que los reyes de Castilla han usurpado mi corona cerca de tres siglos, pensionándome los vasallos con innumerables gabelas, lanzas, sisas, aduanas, alcabalas, estancos, diezmos, quintos, audiencias y corregidores, y todos los demás ministros, todos iguales en la tiranía, vendiendo la justicia a quien más puja o quien más da, junto con los empleados eclesiásticos del reino. Por tanto y por los justos clamores que con generalidad han llegado al cielo, mando que no se obedezca en cosa alguna a los ministros europeos intrusos".

Redoble

III. LOS CARNICEROS

1. A un puesto de carnicería atendido por su dueño, Crístancho Flórez, llega un hombre a comprar carne. Le pide que le venda una libra. Aquél se la pesa, y cuando el hombre va a pagar, Cristancho le dice que vale siete maravedíes en lugar de cinco. El hombre protesta. Se va juntando gente que pasa por allí, además de algunos que llegan a comprar y de otros carniceros. Se forma un verdadero motín contra los carniceros, quienes insisten en subirle a la carne contra las disposiciones legales que imponen un precio fijo. Los carniceros alegan que si no le suben a la carne, salen perdiendo.

2. De pronto, uno de los hombres descubre al señor Nieto —ganadero adinerado— y le pide que él, como vendedor de reses, diga si es que las está vendiendo más caras. El señor Nieto dice que él las está vendiendo al precio estipulado por la ley.

3. Llega un guardia y toda la gente se dispersa. El guardia pregunta qué está pasando y nadie le responde. Al fin el hombrecito del comienzo dice que lo que pasa es que los carniceros le están subiendo el precio a la carne. El guardia increpa a Cristancho y éste alega que no puede seguir vendiendo la carne al precio que impone el gobierno, debido a los impuestos. El guardia se lo lleva para la cárcel.

4. El señor Nieto reune a la gente y le dice que la situación no se puede aguantar más y que la noche anterior hubo una reunión en casa del señor Berbeo con otros notables criollos, como el senor Plata y el señor Rosillo, quienes están dispuestos a ir hasta las últimas consecuencias en su lucha contra el mal gobierno que los está arruinando a todos. Que se recibió una carta de Santa Fe ofreciendo apoyo, firmada nada menos que por el Marqués de San Jorge, Don Lozano Peralta, criollo dueño de grandes ganaderías. Así que él le pide a la gente del pueblo hacer algo contra esta situación. La gente se reune y solícita al señor Nieto que ya que se encuentra tan dispuesto a ayudarlos, los acompañe a la Alcaldía para sacar de la cárcel a Cristancho y exigirle al alcalde que rebaje los impuestos. El señor Nieto "saca el cuerpo" y dice que en el momento no puede, pero que vayan ellos a donde el alcalde, le armen un escándalo y después le cuenten lo que pasó.

IV. LOS TABACALEROS

Sale un hombre, un tabacalero. Se sienta sobre una mesa y se dirige confidencialmente al público.

HOMBRE

Les voy a contar lo que pasa con nosotros los tabacaleros. Resulta que por estar España en guerra con Inglaterra perdió sus mercados. Entonces no sabe qué hacer con los productos de las Indias, sobre todo con el tabaco. Y es por eso que el Visitador Gutiérrez de Piñeres prohibió el cultivo libre de tabaco en estas tierras. Esto lo hicieron para vender únicamente el tabaco que se produce en Cuba, de manera que aquí en la Nueva Granada estancaron el cultivo en casi todas las regiones, con el perjuicio que ustedes pueden imaginarse para nosotros los cultivadores, sobre todo para los que poseemos pequeños terrenos. Además otra cosa: no sólo nos prohiben cultivarlo sino también venderlo y fabricarlo. Ahora sólo el gobierno lo compra, lo elabora y lo vende. A uno —y eso con mucha suerte— sólo le permite cultivar un número determinado de maticas, y ¡ay de que uno se llegue a pasar en dos o tres de las que le han permitido sembrar! Vienen y le arrasan la cosecha y queman todo, hasta la semilla, y no le permiten a uno volver a cultivar. Mejor dicho, la ruina.

V. EL CONTEO DEL TABACO

La escena se desarrolla en dos planos: adelante, el padre y dos hijos cuentan con mucho cuidado las matas de la sementera de tabaco; atrás, la madre prepara el sancocho para los guardias que van a llegar. La acompañan el abuelo y dos hijas, quienes elaboran sombreros y mantas. Una de las hijas está preñada. Los temas van superpuestos:

PRIMER TEMA: Los tres hombres, el padre Silvino y sus dos hijos cuentan afanosamente las matas, cada uno por su lado. Cuando acaban de contar, comparan los resultados y a cada uno le da un número distinto; a uno 485, a otro 498 y a un tercero 502. Ellos tienen permiso para sembrar 500 matas. Discuten entre sí y al final resuelven cortar 30 matas para estar más seguros.

SEGUNDO TEMA: La familia discute sobre los últimos acontecimientos acaecidos en la región. A varias familias les han destrozado la cosecha, sólo por tener dos o tres maticas de más. En cambio, al señor Plata, que tiene permiso para sembrar cinco mil, ni siquiera le contaron el sembrado, sabiendo todos que tiene por lo menos siete mil. Por eso hay que atender bien a los guardias, no discutirles y servirles un buen sancocho. Era la única gallinita que tenían. Una de las hijas opina que no deben tener miedo porque ellos están seguros de tener menos de las 500 maticas. Otra de las hijas informa que esa noche se prepara una reunión donde un vecino para discutir la situación. El abuelo prohibe rotundamente meterse en reuniones.

Llegan los guardias en el momento en que los hombres acaban de cortar las 30 maticas. Los invitan a sentarse a la mesa. Les sirven el sancocho. Los guardías comen muy a gusto, mientras la familia los mira en silencio. Los guardias piden el papel del permiso de la siembra y proceden a contar. Mientras los guardías cuentan, las mujeres rezan y los hombres se pasean nerviosos.

GUARDIA 1

¿Qué les pasó? Ahí hay 520 matas.

La familia suplica a los guardias que vuelvan a contar, que debe haber alguna equivocación, que es lo único que tienen. Los guardias resuelven de mala gana volver a contar para "demostrar" que ellos son gente honrada. El segundo guardia cuenta las matas por lotes de a 50. La familia le solicita que cuente despacio. El guardia continúa sin oírlos y se acerca al primer guardia.

GUARDIA 2

(Al Guardia 1). Oiga, usted está equivocado, ahí no hay 520 matas. (La familia suspira aliviada). Lo que hay es 535. (Gran algarabía y protestas. Los guardias callan a la familia. Les devuelven el permiso).

GUARDIA 1

Sí quieren pueden ir mañana a la Alcabala a hacer el reclamo, pero nosotros tenemos que cumplir con el deber.

Los guardias proceden a destrozar el sembrado con las culatas de los fusiles. Los campesinos lloran y suplican de rodillas que no les destruyan la cosecha. Las mujeres se abrazan a las rodillas de los guardias. Estos los retiran a culatazos y patadas. Al final agarran al padre y se lo llevan preso. Todos quedan llorando en silencio sobre la sementera destrozada. De pronto, uno de los hijos se levanta y habla.

HIJO

Con llorar no se remedia nada. Vamos a donde los vecinos y les contamos lo que nos pasó. Unámonos a ellos. (Salen).

Redoble de tambor. Entran tres actores y declaman al público.

ACTORES

Cuando ellos te dan tres
es porque ya te han quitado seis.
Cuando ellos te dan diez
es porque ya te han quitado treinta.
Y cuando llegue el día
en que no te quiten nada
es porque ya te robaron la vida.
Sólo tú impedirás que ese día llegue.
Tú y tus compañeros.

VI. EL BAUTISMO

Don Faustino el sacristán limpia los muebles de la vieja sacristía, mientras canta entre dientes una vieja letanía. Llega corriendo un grupo de campesinos el padre, la madre con una criatura de brazos y los dos padrinos. Golpean. Está lloviendo. Faustino abre y les pregunta qué desean, sin permitirles entrar. Los campesinos dicen que vienen a ver si el padre Jacinto les bautiza la niña. Faustino les exige el documento de la alcabala donde conste que están a salvo con los diezmos y primicias. Como los campesinos no le tienen, Faustino se niega a dejarlos entrar, pero uno de los campesinos le ofrece unos huevos. Faustino les permite pasar pero les previene que sin el papel del alcalde es imposible que les bauticen a la niña. El padre entra y discute con los campesinos.

PADRE JACINTO

Sin el papel es imposible. El alcalde me ha ordenado no bautizar a nadie que no esté al día. Son las últimas disposiciones del Visitador Regente. Yo no sé qué hacer, porque los campesinos alegan que les destruyen las cosechas; entonces ¿de dónde van a sacar para pagar los diezmos y primicias? Ustedes no son los únicos, eso les pasa a casi todos los campesinos de la región, donde la miseria y el hambre son cada día más grandes. Además, ya nadie da limosna. De los impuestos eclesiásticos a mí no me queda ni un maravedí. Todo lo mandan para España y para Roma. Esto nos pasa a todos los curas criollos. Y lo peor es que nos dan las peores parroquias. En cambio a los curas españoles les dan las mejores villas y parte de lo recaudado por impuestos.

Los campesinos, casi sin escucharle, le suplican al padre que les bautice a la niña, que está muy enferma, y que si se muere se va para el limbo. El padre se compadece y resuelve bautizarla, pero les previene no decir nada a nadie porque él no quiere tener líos con el señor alcalde. Procede pues al bautismo. Escribe los nombres del padre, de la madre y los padrinos. Pregunta el nombre de la niña. Los padres quieren ponerle Florinda. El padre se niega y le pone María del Carmen, porque es "más cristiano". Los padres aceptan de mala gana. Llenados los documentos el sacristán les pide los dos reales por el bautismo. Los campesinos se miran sorprendidos y le dicen que ellos no tienen ni un maravedí, que para eso trajeron los huevos. El padre Jacinto alega que los huevos sólo valen dos cuartillos. Estalla con "ira santa" y los recrimina por gastarse la plata en aguardiente y no dejar ni un real para el culto divino. Los saca a empujones de la sacristía y les dice que mientras no traigan el dinero no les bautiza a la niña, y que si muere ellos van a ser los culpables. Los campesinos lloran y suplican, pero los sacan a empujones. Redoble de tambor.

VII. EL LEVANTAMIENTO

Una campesina entra corriendo al centro del escenario y lanza la arenga siguiente:

CAMPESINA

El descontento cundía por todo el reino. La situación era cada día más agobiante. El pueblo no aguantaba los impuestos, los pechos y las sisas que se sumaban a los diezmos de la Iglesia. El domingo 24 de marzo de 1780 se levantaron los campesinos de Mogotes, jurisdicción de Sogamoso, juntándose en la plaza más de 500 personas, todas armadas de palos, chafarotes y bocas de fuego, yéndose contra los guardias que habían sido enviados para detener la venta del tabaco de contrabando. Sabedores del levantamiento, los alcaldes salieron huyendo del pueblo. Motines similares se realizaron en Simacota, La Robada, Oiba, Charalá, San Gil y Vélez.

Redoble de tambor. A los gritos de "Abajo el mal gobierno!", "Viva el tabaco a cuartillo!" "Abajo los impuestos!", "Viva el rey y muera el mal gobierno!" sale al centro de la plaza un grupo de gente armada de palos, chuzos y una que otra boca de fuego. Un hombre con un cuchillo en la mano arenga a los comunes.

HOMBRE

Compañeros: no podemos soportar que esos malditos chapetones nos sigan destrozando las cosechas, ¡mpidiéndonos vender el tabaco y el aguardiente y exprimiéndonos hasta el último maravedí en impuestos, sisas y alcabalas. La gente se está muriendo de hambre por todas partes. A los indios les quitaron las minas de sal de Tausa y Nemocón, y a nosotros ahora nos la venden muchísimo más cara. ¿Quién es el responsable de todo esto?

EL COMUN

¡El alcalde!

HOMBRE

Entonces, ¡vamos por la cabeza del alcalde!

La multitud se precípita a la casa del alcalde. Una mujer iracunda arranca el edicto de impuestos que está en la puerta, lo rompe, escupe y pisotea en medio de los gritos de la multitud. El alcalde aparece en el balcón. Trata de hablar a la multitud que lo injuria y vitupera con exclamaciones como éstas: "Perro ladrón!", "Devuélvanos el tabaco!", "Lo que queremos es su cabeza!".

ALCALDE

Calma, calma, señores, regresen a sus casas!

EL COMUN

Cuando el tabaco regrese a sus legítimos dueños.

ALCALDE

Yo les prometo que todo esto se arreglará.

EL COMUN

¡Con su cabeza!

ALCALDE

Si continúan así, puede haber derramamiento de sangre.

EL COMUN

iEso es lo que queremos!

El Común se precipita sobre la puerta de la casa. El alcalde huye hacia la iglesia a la vista del público. Frente al Común aparece el señor Víllarreal, un burócrata.

VILLARREAL

Calma, señores, calma! Lo que todos queremos es que nos quiten los impuestos, pero con la violencia no llegaremos a ninguna parte.

EL COMUN

¡Con el hambre tampoco!

VILLARREAL

Hay que apaciguar los ánimos. Yo les prometo arreglar todo esto personalmente. Porque yo también estoy sufriendo en carne propia toda esta racha de impuestos. Vamos al diálogo.

El Común lo interrumpe con gritos y amenazas y se lanzan contra la puerta. Penetran a la casa del alcalde pero éste ha huido por la parte posterior. Atraviesan la Plaza y van a golpear a la iglesia. Las gentes gritan frente a la iglesia. El cura sale por una ventana y los increpa.

CURA

Hijos míos, ¿cómo es posible que os presentéis en semejante forma ante la casa de Dios, armados de palos y chafarotes?

COMUN

¡Devuélvanos al alcalde! ¡Sabemos que está dentro!

CURA

Regresad a vuestras casas, hijos míos. De lo contrario la ira divina. .. (El Común lo calla y con gritos y exclamaciones el cura se mete a la iglesia. Una mujer se para y arenga a los comunes).

MUJER

Compañeros, ayer 16 de marzo se levantaron nuestros vecinos del Socorro...

COMUN

¡Viva el Socorro!

MUJER

Nosotros no podemos quedar atrás. Vamos por la cabeza del alcalde, aunque sea la casa de Dios, que no es para esconder villanos.

COMUN

¡Vamos!

La multitud arremete contra la puerta de la iglesia, pero el cura los detiene con la custodia en alto. Las gentes se atemorizan y callan. Detrás del cura va el alcalde escondido bajo un gran manto morado, tocando una campanita.

CURA

¡Viva Dios!

COMUN

¡Viva!

CURA

¡Viva el Reyl

COMUN

¡Viva!

CURA

¡Viva la paz!

COMUN

¡Viva!

CURA

¡Viva la paz y cese el tumulto! (Silencio. Con más fuerza). ¡Viva la paz y cese el tumulto!

UN HOMBRE

(Muy bajo). Cese...

El cura avanza con el Santísimo en alto, seguido por el bulto morado, murmurando una oración en latín. Cuando va a cierta distancia el Común descubre al alcalde. Cura y alcalde corren seguidos por la multitud. Redoble de tambor. Los actores se reparten por el público y cada uno en voz baja, confidencialmente, comienza a contar al grupo de espectadores que le corresponde lo que sucedió en los distintos pueblos de la región el día del levantamiento. Cada actor elige un pueblo: El Cocuy, Charalá, Oiba, Simacota, Socorro, San Gil, La Robada, Vélez, Chimá, etc. El relato debe hacerse tranquila y pausadamente.

Los acontecimientos son bastante similares y pueden tener los siguientes argumentos básicos: el día del mercado, en la plaza, las gentes se reunieron, se armaron de palos y chuzos y se fueron a la Alcabala. Alguien, generalmente una mujer del pueblo, arrancó el edicto de los impuestos, o apedreó el escudo de armas. Destrozaron la puerta y entraron a la Alcabala; sacaron las botellas de aguardiente y las derramaron en la Plaza; se apoderaron del tabaco, quemaron parte y el resto lo repartieron y vendieron entre la gente; después fueron a la casa del alcalde y lo sacaron huyendo del pueblo. El relato va aumentando de intensidad y termina con vivas al Común y al tabaco a cuartillo y abajos al gobierno, a la Real Audiencia y al Regente Visitador. Redoble de tambor.



(Un actor sobre una tarima). Nosotros el Común de la villa del Socorro, hemos tenido a bien nombrar por capitanes generales a don Juan Francisco Berbeo, Salvador Plata, Antonio Monsalve y don Diego de Ardila, a los cuales juramos rendir obediencia, siempre y cuando esto sea en beneficio de nuestra empresa. De lo Contrario usaremos de nuestros derechos con todo el rigor, contra el capitán que se nos rebelare. Nos el Común.

ACTOR II

Por lo tanto, los capitanes así nombrados aceptaron tal nombramiento, ante el escribano público, don Mateo de Ardila.

ACTRIZ

Pero esa misma noche, esos mismos miembros firman ante el Teniente de Corregidor un documento secreto llamado "de Exclamación", en el cual negaban lo anteriormente firmado: "Temerosos de recibir la muerte con nuestras familias a manos de los tumultuantes, y violentados por éstos y contra nuestra voluntad, aceptamos y firmamos tal nombramiento, sin incurrir por ello en la fea nota de traidores al Rey, que Dios guarde. Firmado, don Juan Francisco Berbeo, Salvador Plata, Antonio Monsalve, y don Diego de Ardila. (Redoble de tambor).

IX. PAPEL DE CONTEO

Llegan mujeres con enormes ollas de agua de panela que reparten entre todos. Los hombres preparan lanzas, chuzos y chafarotes para marchar a la Convención del Socorro. Extienden las ruanas y pañolones, que vienen mojados por la lluvia. Los comunes van llegando en pequeños grupos de diferentes regiones. Comentan emocionados acerca de la cantidad de gente que se les está uniendo, hasta mujeres y niños. Están dispuestos a todo. Debe darse un ambiente muy festivo y de gran camaradería. Entra un joven muy afanado solicitando cabuya. Lo saludan muy efusivamente y le preguntan para qué quiere la cuerda.

JOVEN

Ayúdenme, por favor! Necesito cabuya para colgar las hojitas de tabaco. Después de mucho rogar logré que el señor escribano me diera el permisito.

HOMBRE

¿Permisito para qué?

JOVEN

Para contar las maticas.

MUJER 1

Oiga, joven, usted anda como los pájaros, sobre las nubes. No ha oído decir que nos vamos para la convención del Socorro y que somos como 20.000?

JOVEN

Si, pero después de tanto sacrificio, yo no voy a perder mi cultivo por nada del mundo. Además, si son tantos, uno menos no importa. Regálenme la cabuyita.

MUJER 2

Debería darle vergüenza! Un grandulón como usted, lleno de salud, quedarse en un momento de éstos en que habemos hasta mujeres enfermas y niños. No faltaba más! No le gastemos más saliva.

Entra un capitán.

CAPITAN

compañeros: la salida para el Socorro es esta misma tarde. Hay que recoger las cosas como estén. Mañana es la convención.

Los comunes recogen ollas, mantas, ruanas, chafarotes, chuzos, costales y parten cantando.

CANCION DE LOS COMUNES

Venimos de todas partes nosotros los comuneros
y hacia Santa Fe nos vamos peleando nuestros derechos.

Hacia Santa Fe nos vamos
armados hasta los dientes,
con machete, palo y chuzos
y con las bocas de fuego.

Redoble de tambor. Mientras los comunes salen cantando, a un costado de la escena se instala un anciano medio tullido. Teje costales. El joven que vino a pedir cabuya ve partir a los comunes y luego sale corriendo hacia el anciano.

JOVEN

Abuelo, cómo le parece esa gente? Dizque empeñados en que me fuera con ellos al Socorro. . . Ni loco que estuviera! Yo lo que necesito es cabuya para colgar mis maticas de tabaco. Deme la cabuya para colgar mis maticas de tabaco. Deme la cabuya que tenga, usted no me la va a negar. Mire el permiso. (Saca un papel). Cuando venda el tabaco podremos comprar el terrenito. lmagínese, irme ahora y perder el cultivo! Si hubiera sido en otra oportunidad...

ABUELO

¿Quiere que le dé un consejo? (El viejo toma el papel y mirando al joven lo rompe) ¿Qué hace ahí parado como un zoquete? Vaya y alcance a los compañeros! (El joven corre y se detiene). Redoble. Una actriz sale hacia el público y declama.

ACTRIZ

Estuviste años a oscuras, muchacho, a oscuras.
Te han tratado como a un títere, muchacho, como a un títere.
Te han robado,
te han golpeado,
te han hecho trabajar como a un esclavo,
muchacho, como a un esclavo.
Hoy la lucha empieza.
Estalla.
Continuará la lucha.
¿Qué haces ahí parado, muchacho?
¿No sabes que contamos contigo?
Deja de ser un simple muchacho
y conviértete en un compañero de batallas
armado de un fusil
o simplemente de las uñas.
Tu mano hará más cortos
Los caminos de la victoria.
Unete a la lucha.
Corre.
Pelea.
Alcanza a los compañeros!

(Redoble)
X. LA CEDULA DEL PUEBLO

Vigilados por tres comuneros de machete en mano, tres escribientes sentados hacen miles de copias de un poema que se llamó "Cédula del pueblo".

COMUNERO 1

Bueno, rápido, a escribir! Que todos los compañeros quieren llevar su poema en el pecho hacia Santa Fe.

ESCRIBIENTE

¡Que esperen!

COMUNERO 2:

No levante la voz.

COMUNERO 1

(Parado en una silla, con un pie sobre uno de los escritorios. Dicta). "A más de que si estos dominios tienen sus propios dueños, coma, señores naturales, coma

ESCRIBIENTE 3

¡Más despacio!

COMUNERO 1

Rápido! "¿Por qué razón a gobernarnos vienen, coma, de otras regiones malditos naturales? Interrogación". (Golpea el escritorio con el machete).

ESCRIBIENTE 2

(Iracundo). Señor, en esa forma no puedo trabajar. (Se levanta y trata de salir. Los comunes lo detienen amenazantes. El escribiente vuelve a su puesto).¡Se ve que nos necesitan!

COMUNERA

Por el momento.

ESCRIBIENTE 2

Y oiga usted, señora, me voy a quejar ante el capitán Berbeo y el capitán de La Barrera por todos estos atropellos.

COMUNERA

Ouéjese! Esos son los capitanes que hemos nombrado nosotros. En el momento en que no marchen, los descabezamos.

ESCRIBIENTE 3

iUstedes son gentuza!

COMUNERA

Pues le llegó el momento a la gentuza de gobernar el virreinato.

ESCRIBIENTE 1

No por mucho tiempo.

COMUNERO 1

Escriban: De esto nuestras desdichas nos previene, coma. (Entra un ¡oven).

JOVEN

Compañeros, qué pasa?, que todo el mundo está esperando el poema para llevarlo en el pecho. Hagan trabajar a esta gente.

COMUNERA

No se preocupe, compañero. Dígales que tengan paciencia y la seguridad de que cada uno llevará su poema en el pecho. Aquí nos amanecemos.

COMUNERO 1

Para excusar fines fatales, coma, unámonos, coma, por Dios, coma, si les parece, coma, y veamos el reino a quién le pertenece. Punto.

COMUNERA

(A un escribiente). Esos garabatos no se le entienden. Escriba más claro.

ESCRIBIENTE

¿Usted sabe leer, señora?

COMUNERA

No, pero aprenderé. No me voy a quedar así.

COMUNERO 1

Sólo nosotros estamos de pendejos, coma.

ESCRIBIENTE 2

iEso sí es verdad!

COMUNERO 1

¡Escriba, carajo! En las Indias las vainas aguantando, coma.

COMUNERA

Así los quería ver, trabajando para el pueblo. ¿Por qué antes no protestaban ni eran sordos cuando tenían que escribir los impuestos contra el pueblo?

ESCRIBIENTE 2

Antes, señora, teníamos el placer de trabajar con la gente.

COMUNERO 1

Pues en México y Lima por espejo, coma, tenemos que ya van levantando, coma, la voz de su dolor y sus aquellos, coma, con que ya de sus llagas van sanando. Punto. Cinco minutos de descanso.

Redoble...

Sale un comunero y se dirige al público.

COMUNERO

Cómo es posible que después de venir de tan lejos, de Charalá, de Simacota, de Oiba y de muchos lugares más; que hicimos un ejército de más de cinco mil; que nos tomamos el puente real de Vélez; que hicimos salir corriendo al oidor Osorio y al capitán de la Barrera con su ejército, sin disparar un sólo tiro. Francamente no entiendo por qué ahora tenemos que estar aquí veinte días aguantando hambre, frío y enfermedades. ¿Por qué? Por culpa del tal Berbeo, que está deliberando con el arzobispo Caballero y Góngora. Yo no entiendo esa vaina! Ahora que somos más de veinte mil, porque hasta las mujeres se vinieron con nosotros para tomarnos a Santa Fe, fuera como fuera, que nos mataran o lo que sea! Yo no entiendo. Qué tal que el tal Berbeo se deje convencer del arzobispo y entonces sí nos lleva el diablo a todos!

Redoble...

XI. SOCORRANOS Y TUNJANOS

Tres comuneros, dos hombres y una mujer, cuidan un paso mientras transcurren con las deliberaciones.

COMUNERO 1

Miren, yo estoy jarto, yo no pienso quedarme aquí más tiempo para que me dé "colerín del negro". Yo tengo ganas de desobedecer a los capitanes y largarme para Santa Fe con la gente que me quiera seguir. A lo que vinimos vamos!

COMUNERA

Yo no sé por qué les da por ponerse a conversar ellos por allá solos, el Berbeo y el arzobispo, mientras nos tienen aquí. Será que quieren que nos cansemos de esperar?

Llegan dos mujeres con comida para los vigilantes.

COMUNERO 1

Qué fue lo que les pasó? ¡Vean las horas de llegar, y uno aquí aguantando hambre y frío!

MUJER 1

Como primera medida, yo no soy sirvienta suya para que me venga a gritar, y como segunda medida sepan que estamos levantadas desde las cuatro de la mañana cocinando para cuatrocientas personas.

COMUNERO 3

Otra vez papas, y sin sal. ¡Maldita sea!

Mientras discuten oyen un grito a lo lejos. Es un cura que se acerca.

CURA

Buenos días, mis hijitos.

COMUNEROS

Buenos días, Su Reverencia. iqué lo trae por aquí!

CURA

Vengo para que me hagan el favor de dejarme pasar por el atajo, ya que el arzobispo me mandó llamar.

COMUNERA 1

Nos da mucha pena con usted, padre, pero nos ordenaron que no podíamos dejar pasar a nadie.

COMUNERA 2

Bueno, pero tratándose del padre...

COMUNERO

Usted no se meta. Ordenes son órdenes. Perdónenos, padre. Mire, más bien tómese un guarapito y converse un rato con nosotros, que estamos muy aburridos.

CURA

Bueno, yo sí les acepto un guarapito tunjano, que es el mejor de todo el virreinato (Bebe), como todo lo de ustedes. Tienen sus buenas ruanas, buen armamento. Ustedes y los de Sogamoso son los más organizados y los más disciplinados. En cambio hay que ver esos socorranos! Eso sí es algo que le rompe a uno el alma. Esa pobre gente se vino de allá, de esas tierras calientes sin ruanas ni pertrechos y se están muriendo de frío y de hambre. Y lo peor es que los han arrastrado a ustedes a este tumulto.

COMUNERO

A nosotros nadie nos arrastró. Mire, padre, aquí todos somos compañeros y estamos luchando por lo mismo.

CURA

Si ellos fueran compañeros de ustedes no estarían tramando contra ustedes..

COMUNERO

Cuéntenos, padre.

CURA

Bueno, yo les voy a contar porque es un deber de conciencia, pero no me vayan a meter en líos. Están diciendo que ustedes los tunjanos y los de Sogamoso, que son los mejor armados, los más discipIinados, que son como 6 mil, son los que van a salir perdiendo y... que los del Socorro, que son como 12 mil pero no tienen nada y además son los más desorganizados, son los que van a salir ganando en esta revuelta.

COMUNERO

Pero, padre, ¿qué van a ganar ellos que no ganemos nosotros?

CURA

Ustedes son muy ingenuos, hijos míos, y no se han dado cuenta. Les explico mejor. Miren: aquí queda el Mortiño y aquí queda Nemocón, y aquí Zipaquirá; aquí está el campamento de los tunjanos y aquí el de esos socorranos. Bueno.., los socorranos, con la ayuda de ustedes, porque ellos solos no pueden hacer nada...

COMUNERO

Nosotros sin ellos tampoco.

CURA

Esto es lo que dicen: Los socorranos, con la ayuda de ustedes, se piensan tomar a Santa Fe de Bogotá, que queda aquí. Bueno... una vez tomada Santa Fe, ¿para dónde va a pasar la capital?

COMUNERA

(Riéndose). Pues para dónde se va ir, padrecito? Se queda allí, ¿no ve que no tiene patas?

CURA

Santa Fe no tiene patas, pero la capital sí. Una vez tomada Santa Fe, la capital va a pasar para el Socorro, que queda aquí. Y una vez la capital en el Socorro, ¿quién va a quedar con más comodidades? ¿Esos socorranos revoltosos o ustedes, tunjanos?

COMUNERA

Mire, padrecito, ¿mejor dicho, lo que usted está queriendo decir es que esos socorranos se están aprovechando de nosotros?

CURA

Ni más ni menos.

Las mujeres que habían traido la comida salen con intención de informar a los otros el chisme del cura.

COMUNERO

Mire, padre, no ha nacido todavía el socorrano que se va a aprovechar de un tunjano. Dios nos ampare!

COMUNERO

Socorranos tenían que ser.

CURA

Hijos míos, tengo que irme. Por favor, déjenme pasar por el atajo.

COMUNERO

pase, padrecito, pase.

CURA

(Los bendice) In nomini patri... (Sale. Se acercan cuatro socorranos cargando un enfermo en una parihuela).

SOCORRANOS

Buenas noches, compañeros. ¿Qué se les ofrece?

(Los socorranos que vienen solicitan a los tunjanos que los dejen pasar, ya que traen un enfermo muy grave. Los tunjanos les perguntan de dónde son y cuando éstos responden que son socorranos, aquellos, influidos por la cizaña del padre, se niegan rotundamente a dejarlos pasar. Se arma una pelea. Los socorranos sacan machete y los tunjanos los amenazan con las bocas de fuego. Finalmente uno de los socorranos les solícita a todos que no peleen ni se insulten con frases regionalistas, ya que lo que siempre ha querido la Corona es dividirlos para poder reinar. Resuelven devolverse. Redoble. Salen cuatro actrices a escena y declaman).

ACTRICES

Veinte dividido por dos es igual a diez.
Diez dividido por cinco es igual a dos.
Dos dividido por dos es igual a la derrota final.
Así piensa y así actúa el enemigo.
Viene y te dice
que tu compañero está ligeramente equivocado.
Va y le dice a tu compañero
que tú estás ligeramente equivocado.
Viene y te dice que tu compañero te traiciona.
Va y le dice a tu compañero
que tú lo estás traicionando.
Luego sonriendo el enemigo mira
cómo se destrozan tú y tu compañero.
Así piensa y así actúa el enemigo.
Combate sus trampas
no dejándote dividir por él.
Piensa y actúa unido.
Veinte más viente es igual a cuarenta.
Cuarenta más cien es igual a mil.
Mil más la unidad es igual a la victoria final.

Redoble. Dos actores leen los siguientes documentos.

ACTOR 1

Mayo 13. A la madrugada sale fugitivo de Santa Fe el Regente Visitador don Juan Gutiérrez de Piñeres.

ACTRIZ

Mayo 16. En las primeras horas de la noche llega el Regente Visitador a la villa de Honda por la vía de Ibagué.

ACTOR

Mayo 24. Procedente de Tausa llega a Nemocón José Antonio Galán, quien inmediatamente es despojado de su bastón de capitán y encarcelado por los capitanes comuneros Calviño, Araque y Blas Antonio de la Torre, por haber injuriado a un estanquero español.

ACTRIZ

Mayo 25. Galán es puesto en libertad por Berbeo, quien lo envía con 100 hombres a capturar al Regente fugitivo, interceptar los correos y ocupar Honda.

ACTOR

Junio 4. Entra Galán a Guaduas, donde hace mansión por más de diez días, dando tiempo al Regente Visitador para ponerse a salvo.

ACTRIZ

Junio 15. En lugar de obedecer la orden de Berbeo y entablar una larga batalla en Honda contra Gutiérrez de Piñeres, José Antonio Galán decide ¡rse desde Ambalema por el no de la Magdalena arriba, libertando esclavos, repartiendo la tierra a los comunes y levantando a los pueblos con la consigna "¡Oprimidos contra opresores! ".

Redoble.

mentira.

MUJER 3

¡Sacrilegio!

Redoble. Aparece un sacerdote español, misionero pacificador, todo vestido de blanco. Desde un púlpito se dirige al público.

CURA

Hermanos míos en Nuestro Señor Jesucristo: nos hallamos aquí reunidos en la Casa de Dios, para recordarles que poner en duda los preceptos del Rey, cuya autoridad viene de Dios, es un grave delito, y así fue decretado en el Concilio de Constanza, gobernando Martino y la Santa Sede, doctrina ésta fundada en los errores de Vicle y Juan de Hus, juzgados por 5 patriarcas, 57 arzobispos, 163 obispos y 475 doctores de la Santa Madre Iglesia. Estoy seguro de que muchos de los presentes en este sagrado recinto tienen armas escondidas en las casas. Esas armas, hermanos míos, hay que entregarlas. No olvidéis que en la noche del 7 de junio en la ciudad de Santa Fe se firmaron los 35 puntos de las Capitulaciones, presentadas por el generalísimo Berbeo, y que al día siguiente, 8 de junio, en la parroquia de Zipaquirá. los señores jueces comisionados don Joaquín Vasco y Vargas, don Eustaquio Galavís, a quienes estoy seguro que todos vosotros conocéis y por consiguiente no tenéis por qué dudar de sus palabras, prestaron juramento ante Su Eminencia Reverendísima el Señor Arzobispo don Antonio Caballero y Góngora, quien en todo momento ha intervenido para que no se derrame la sangre. Entregad las armas, hermanos míos! Lo ordeno en nombre de Dios todopoderoso, antes de que la ira divina descienda sobre vuestras cabezas y las de vuestros hijos. ln nómini patri...

Una campesina se levanta de entre el público.

CAMPESINA

(Casi como una respuesta a las palabras del padre). Pero esa misma noche del 7 de junio esos mismos miembros de la Real Audiencia firmaron un acta secreta, llamada de exclamación, ante el escribano Nicolás Prieto Dávila, donde negaban lo anteriormente firmado, dizque "porque se encontraban presionados por la fuerza del común levantado en armas".

Redoble.

XIII. LA PAGA

Una mesa con un asiento al fondo del escenario. Van llegando los comunes muy contentos, convencidos de que al fin van a pagarles el salario completo, sin impuestos. Llega el pagador, Don Palomino, con papeles y una bolsa de monedas. El pagador va llamando de uno en uno a los trabajadores y éstos se acercan a recibir la paga. La mayoría firma con una cruz. Los trabajadores se retiran a distintas partes de la escena a contar sus monedas. Se reunen. Comentan. Finalmente se dan cuenta de que les pagaron menos y se acercan al pagador a reclamarle. Una mujer, Florinda Moya, logra hacerse oír por sobre los reclamos y le exije una explicación de porqué, si le debían pagar 10 reales, le salen con seis.

PAGADOR

¡Bueno, si quieren que les explique, cállense! Mire, señora: usted se ganó 10 reales, uno que le descuentan de la tienda y 3 de los impuestos. Le quedan 6.

TODOS

¿Cuáles impuestos?

PAGADOR

Real Audiencia, Alcabala... Barlovento...

COMUN

Ya nos los sabemos de memoria. ¿Usted en qué mundo vive? ¿No sabe que ya nos quitaron los impuestos? Y que hay un documento llamado las Capitulaciones, firmado por el Arzobispo?

PAGADOR

Vean, para poder quitarles a ustedes los impuestos necesito una orden del administrador.

COMUN

¿Por qué no la pide?

PAGADOR

El administrador necesita una orden de la Real Audiencia, y la Real Audiencia necesita una orden del Visitador Regente.

COMUN

Ese salió corriendo.

PAGADOR

El Visitador Regente necesita una orden del Virrey.

COMUN

El Virrey está en Cartagena.

PAGADOR

Y el Virrey necesita una orden del Rey que está en España.

COMUN

(Gritos). Nos engañaron! Nos traicionaron! Quedamos en las mismas! (Uno de los trabajadores tira las monedas sobre la mesa y se dirije a los demás).

TRABAJADOR

Compañeros, yo vengo de los Pontazgos y allá también se están incumpliendo las Capitulaciones. Esos capitanes criollos que nombramos nos traicionaron, y se aliaron con los españoles.

JEFE

La única salida que tenemos es entigrecemos y desenterrar las armas. Ustedes tres vayan a traer los chafarotes y las bocas de fuego. Las mujeres vayan a buscar alimento. Y usted, José, coja un caballo y vaya a buscar a Galán. Dígale que nos traicionarón pero que estamos dispuestos a volver a empezar la lucha. Y aqui vamos a hacer unas empalizadas para impedir el paso del ejército. Y recuerden, compañeros: más vale muertos con honor que vivos con vergüenza. (Sale).

Redoble. Una de las trabajadoras se queda allí y se dirige al público.

TRABAJADORA

Ese Juan Antonio Fernández Recamán era uno de esos grandes perros que tenía la Real Audiencia para que le trajera la cabeza de los rebeldes, y esa vez le encomendaron la cabeza de José Antonio Galán y le dieron plata para que contratara un ejército de mercenarios para que lo persiguiera. Por el único delito que había cometido José Antonio Galán de repartir la tierra a los comunes, liberar a los esclavos y poner en los puestos públicos más importantes a gentes del Común. Que Dios bendiga a José Antonio Galán!

(Redoble).

XIV. SUPLICIOS

Tres parejas de guardias sacan a empujones a un negro, un indio y una campesina. Se colocan en diferentes partes del escenario, los torturan y los interrogan simultáneamente a gritos.

GUARDAS

¿Dónde está Galán?

Al indio le ofrecen dejarlo con vida y darle dinero si confiesa. El indio confiesa que Galán se fue por la vereda de La Charca. Le ofrecen la bolsa y cuando el ¡ndio va a tomarla le entierran un cuchillo y salen corriendo. El indio queda tendido en el suelo. Redoble. Salen dos actores hacia el público.

ACTOR 1

Cuando trataba de escapar hacia los llanos de Casanare con doce hombres para formar un gran ejército, José Antonio Galán fue denunciado por Salvador Plata, antiguo capitán comunero, quien con un ejército de criollos pagados por el gobierno lo tomó preso y lo envió a Santa Fe para que lo condenaran a muerte.

ACTOR 2

La Real Corona española trató de aplastar con mano de hierro el movimiento comunero. Miles de familias campesinas tuvieron que huir hacia los Llanos Orientales y ocupar las tierras de los antiguos resguardos de indios. Pero allí empezó a crecer la simiente que treinta años más tarde sería el ejército libertador de Simón Bolívar

XV. EPILOGO

Van entrando familias campesinas exiliadas, con muebles viejos, costales, palos, etc., y van construyendo un pueblos mientras recitan uno a uno la sentencia de muerte que La Real Audiencia dictó contra Jose Antonio Galán.

ACTOR 1

Este hombre, José Antonio Galán, se ha convertido en un monstruo de maldad y objeto de abominación, cuyo nombre y memoria deben ser proscritos y borrados del número de aquellos felices vasallos de un Rey, el más benigno, el más amable para todos sus súbditos.

ACTRIZ 1

Por lo tanto, condenamos a este hombre, José Antonio Galán, a que sea sacado de la cárcel, arrastrado y llevado hasta el sitio del patíbulo, donde sea puesto en la horca hasta que naturalmente muera.

ACTOR 2

Que bajado se le corte la cabeza, se divida su cuerpo en cuatro partes y pasado el resto por las llamas.

ACTRIZ 2

Su cabeza será conducida a Guaduas, teatro de sus escandalosos insultos. Su mano derecha al Socorro, la izquierda a la villa de San Gil, el pie derecho a Charalá, lugar de su nacimiento y el pie izquierdo a Mogotes.

ACTOR 3

Confiscados sus bienes y entregados al Real Fisco. Asolada su casa y sembrada de sal.

ACTRIZ 3

Para que de esta manera se dé al olvido su infame nombre, y acabe con tal vil persona, tan detestable memoria, y no quede otra que el odio y el espanto que inspira la fealtad de su delito.

ACTOR 4

Asimismo, atendiendo a la correspondencia, amistad y alianza que mantenían con este infame reo, condenamos a Isidro Molina, Lorenzo Alcántuz y Manuel Ortíz a que corran la misma suerte.

ACTRIZ 4

Para que tan terrible espectáculo sirva de vergüenza y confusión a quienes han seguido estas cabezas.

ACTOR 5

Inspirando el horror que es debido a quienes han mirado con indiferencia estos miserables vasallos del rey católico, bastardos hijos de la patria.

Terminan de construir el pueblo colectivamente. Llega el compañero Manuel. Lo saludan efusivamente. Es un nuevo tipo de dirigente.

MANUEL

Tengo muchas cosas que decirles, compañeros: a dos días de camino hay un ejército regular de españoles. Esta vez tenemos que tener muy claro que no basta con enfrentar el ejército porque nos mandan más y quedamos en las mismas. Es necesario estudiar y prepararse para ver cómo vamos a hacer para sacar a todos los chapetones de una vez y para siempre. En el Perú y el resto de la Nueva Granada también se están preparando - Tenemos que estar unidos y muy organizados. Yo les traje esto (saca un fusil con mucho cariño de entre una manta y sigue hablando) Hay que estar preparados porque el momento puede ser cualquiera. Hasta la vista, compañeros!

El grupo de exiliados se voltea hacia el público.

Aquí están las entrañas de viejos luchadores
a pesar de sus luchas
Esta noche larga no ha acabado aún
y tú lo sabes.
También sabes que en las entrañas de viejos luchadores
se forma el hombre nuevo.
Que acabará esta noche larga
con el fragor de las batallas.
Y sabes que las batallas las daremos
contigo o contra ti.
Y que ganaremos
Decídete entonces y pelea
No huyas.
Decídete y pelea.

FIN

Guadalupe años 50

Guadalupe años 50

GUADALUPE AÑOS SIN CUENTA

Esta obra fue estrenada en 1975 y en ella participaron como autores en todo el proceso de elaboración de la obra, desde la investigación del tema hasta la etapa final de montaje los siguientes actores:

Patricia Ariza, Luz Marina Botero, Graciela Méndez, Fernando Cruz, Inés Prieto, Hernando Forero, Oberth Gálvez, Manuel Gil, Santiago García, Carlos Parada, Fernando Mendoza, Maria Elena Sándoz, Francisco Martínez, Fernando Peñuela, Alfoso Ortiz y Alvaro Rodríguez.

Además se contó con la colaboración del escritor Arturo Alape.

PERSONAJES

Altavoz
Locutor
Juez
Abogado Acusador
Teniente Acusado
Secretaria
Periodista
Medidor
Teniente Defensor
Primer Testigo
Segundo Testigo
Tercer Testigo (una mujer)
Fotógrafo
Sargento Velandia
Coro de Soldados
Zamuro
Policía
Jerónimo
Don Floro
Robledo
Mujer de Armando
Agitador 2
Soldado 2
Barrendero
Mujer
Hombre 1
Madre
Cura
Coro
Monaguillos
Marido de Margarita
Hombre 2
Mujer 2
Hombre 3
Hombre 4
Mujer 3
Hombre 5
Mujer 4
Hombre 6
Armando
Margarita
Voz
Doña Eloisa
Guerrillero 1
Guerrillero 2
Niña
Soldado
Ministro de Gobierno
Esposa del Ministro
Coronel Smiler
Obispo
Agitador 1
Periodista del Cosmopolitan Internacional
Periodista Argent!no
Periodista Español
Periodista Brasileña
Periodista Francés
Hombre de Jerónimo
Hombre de Don Floro
Monseñor
Señor Monserrate
Dueña de la Cantina
Dueto
India Guahiba
Prostituta
Intérprete
Coronel
Periodista Gringa
Periodista italiana
Presidente
Ojiva
Lavandera 2
Lavandera 3
Lavandera 4
Lavandera 5
General
Guadalupe Salcedo Unda

LA RECONSTRUCCION

El escenario vacío. Se escuchan sirenas y radiopatru¡las. Por medio de un altavoz se exige rendición a Guadalupe y a sus hombres.

ALTAVOZ

¡Atención, atención, Guadalupe Salcedo Unda! Usted está cercado por las fuerzas del orden. Totalmente cercado. En nombre del Gobierno de las Fuerzas Armadas le damos cinco minutos para que salga con las manos en alto. (Pausa). ¡Guadalupe Salcedo, le garantizamos su vida si sale con las manos en alto! ... No tiene la más mínima posibilidad de escapatoria... Quedan cuatro minutos! En nombre del Gobierno de las Fuerzas Armadas les garantizamos la vida, a usted y a sus hombres, si sale con las manos en alto. ... Guadalupe Salcedo, quedan tres minutos! ... ¡Atención, atención... Guadalupe Salcedo, le quedan tres minutos. .. Repito, tres minutos!...

Silencio total. Desde el fondo del escenario aparece un hombre disparando con dos pistolas. Inmediatamente después se escucha una descarga cerrada sobre su cuerpo. El hombre da volteretas y cae. La sala es invadida: entran el juez, el abogado acusador, el teniente abogado defensor, el teniente acusado, la secretaria, un hombre que toma medidas con un decámetro, tres testigos, un fotógrafo, un locutor de radio, un periodista y varios curiosos. La policía vigila la diligencia. El abogado acusador habla con su testigo, una vendedora de café. El teniente defensor habla con sus testigos. Un hombre traza con tiza la figura del cadáver.

LOCUTOR

(En voz baja, confundida con todo lo que hablan los demás personajes). Señoras y señores, desde el escenario mismo de los acontecimientos, transmitimos a ustedes los más mínimos detalles de la reconstrucción de la muerte de José Guadalupe Salcedo Unda. Hace precisamente un mes, en julio de 1957, cayó abatido Guadalupe Salcedo por varias patrullas de la policía y del ejército... El juez verifica la presencia de los asistentes a la diligencia.

JUEZ

(En voz alta. Los murmullos se callan). Siendo en Bogotá, el día seis de agosto y hora indicada para el efecto, según auto que así lo ordena, se trasladó el Juzgado 32 de Instrucción Militar al sitio donde en la madrugada del seis de julio de 1957, fue abatido el antisocial Guadalupe Salcedo Unda, por parte de patrullas de las Fuerzas Armadas.

ABOGADO ACUSADOR

¡Protesto señor Juez! Usted se está refiriendo al occiso como si fuera la causa de esta diligencia, y la causa de la diligencia es el teniente, sindicado de asesinato en la persona de Guadalupe Salcedo. Además, señor Juez, los términos con que usted se refiere al occiso nada tienen que ver con la verdad histórica. Guadalupe Salcedo no era un bandolero, era un hombre que cuando depuso sus armas como guerrillero, por órden del partido liberal, dedicó por entero su vida a fortalecer la paz en nuestra patria.

JUEZ

Doctor, quiero recordarle que la vida delictiva del señor Salcedo es ampliamente conocida en el país. Proseguimos. Asisten a esta diligencia: el señor abogado acusador, quien se encuentra debidamente posesionado. (El abogado muestra su credencial a la secretaria), el teniente acusado, su abogado defensor y tres testigos. Procedemos a la diligencia de la reconstrucción. (El juez se dirige al sitio donde se encuentra el cadáver. Palmotea la espalda del detective que representa a Guadalupe). Felicitaciones! Pareces un actor de cine. (El hombre se levanta).

Se trasladan a un balcón lejano del escenario para tomar la declaración al primer testigo. La secretaria con su mesa queda abajo. El teniente acusado habla con el periodista.

TENIENTE ACUSADO

(Junto a la marca de tiza del supuesto cuerpo de Guadalupe). Señor periodista, la reconstrucción que usted acaba de ver corresponde con exactitud a como ocurrieron los hechos. Actuamos en legítima defensa. Lo que sucede es que usando el nombre del bandolero Guadalupe Salcedo, se quiere enlodar mi nombre. Y lo que es más grave aún se quiere ensuciar el nombre de las Fuerzas Armadas, que obrando en forma por demás patriótica, han contribuido eficazmente a la pacificación del país. Señor periodista, mi afirmación es enfática: ¡actuamos en legítima defensa!...

PERIODISTA

Teniente, tengo entendido que a Guadalupe Salcedo lo cobijaba la amnistía que le ofreció el ejército al entregarse con todos sus hombres... Y sólo ahora se le viene a calificar de bandolero.

TENIENTE ACUSADO

Señor periodista, el ejército jamás ha faltado a su palabra! Tenemos informaciones fidedignas de que este tipo trataba de regresar a sus antiguas actividades delictivas. El mismo se encargó de romper la amnistía que se le había dado.

JUEZ

(Al testigo). ¿Jura usted decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?

PRIMER TESTIGO

Sí juro.

MEDIDOR

(Sobre el parlamento del testigo). iSetenta y cinco metros!

JUEZ

Teniente defensor, interrogue a su testigo.

TENIENTE DEFENSOR

¿Nombre?

PRIMER TESTIGO

Edilberto González.

TENIENTE DEFENSOR

¿Profesión?

PRIMER TESTIGO

Suboficial de Bomberos.

TENIENTE DEFENSOR

¿Dónde se encontraba usted, señor González, la madrugada de los acontecimientos?

PRIMER TESTIGO

Yo me encontraba aquí de servicio de vigilancia.

TENIENTE DEFENSOR

Señor González, sírvase hacernos un relato lo más completo posible de cuanto le consta sobre los hechos que aquí se reconstruyen.

PRIMER TESTIGO

Mire mi teniente, yo estaba aquí de guardia como ya le dije. Oí unas sirenas de radiopatrullas y cuando salí vi un taxi negro que venía a toda velocidad y detrás persiguiéndolo un montón de radiopatrullas. El taxi negro frenó, y le dijeron al tipo ese por los altoparlantes que tenía cinco minutos para salir con las manos en alto.

JUEZ

(A la secretaria). Señorita, escriba por favor: el testigo dice haber visto un taxi negro que frenó y radiopatrullas llamando a rendición a Guadalupe Salcedo. Le dieron cinco minutos para entregarse.

TENIENTE DEFENSOR

Continúe, señor González.

PRIMER TESTIGO

Sí, mi teniente. Y el tipo ese no hizo caso, y a mi me parece que salió disparando con dos pistolas en las manos.

JUEZ

Señorita, el testigo dice que Guadalupe Salcedo salió disparando con dos pistolas en las manos. (Mira su reloj).

ABOGADO ACUSADOR

¡Protesto! Aquí se está infringiendo la ley. La máquina debe copiar directamente la declaración del testigo sin ninguna clase de intermediarios...

JUEZ

Cornprenda doctor, que si le dicto a la señorita es para no hacerla subir hasta estos balcones.

ABOGADO ACUSADOR

Comprendo lo de la comodidad de la señorita. Lo que no puedo comprender es la tergiversación de los hechos. El testigo dice que le parece haber visto, y su señoría dicta que el testigo dice que vió.

TENIENTE DEFENSOR

(Interrumpe violentamente al abogado acusador). ¡Doctor, me da la impresión de que usted no tiene ningún interés en que esta diligencia llegue a su fin!

ABOGADO ACUSADOR

Ustedes son los interesados en enturbiar la diligencia. (El juez, los militares y el testigo empiezan a desplazarse. El abogado interrumpe). iPido interrogar al testigo!

JUEZ

(Se detiene. Pausa. Entre dientes). Concedido doctor. Pero por favor, sea lo más breve posible. (El juez mira el reloj).

ABOGADO ACUSADOR

Señor González, qué fue lo que usted vió esa madrugada, o le pareció ver?

PRIMER TESTIGO

Yo vi cuando el tipo ese salió disparando.

ABOGADO ACUSADOR

¿A qué tipo se refiere usted, señor González?

PRIMER TESTIGO

Al tipo ese que mataron.

ABOGADO ACUSADOR

Y después de haber oído esos disparos ¿usted vió u oyó a alguna otra persona disparando esa madrugada?

PRIMER TESTIGO

(Pausa). No señor, él fue el único que dísparó.

ABOGADO ACUSADOR

Si fue el único que disparó, ¿cómo se explica señor González, que el cuerpo de la víctima apareciera acribillado a balazos?

PRIMER TESTIGO

(Incómodo). Pues... eso si... yo no me lo explico. Yo no lo vi...

ABOGADO ACUSADOR

Ah!... no se lo explica y no lo vio. Todo está muy claro. Con esto basta, señor juez. (A la secretaria). Que conste en el acta que el testigo, señor González, vio cuando José Guadalupe Salcedo.., se suicidó!

El teniente acusado y su abogado se desplazan rápidamente a tomar la segunda declaración. Todo el mundo habla al mismo tiempo. El locutor transmite los acontecimientos.

JUEZ

(Al teniente defensor). Teniente, presente a su segundo testigo y proceda al interrogatorio.

MEDIDOR

(En voz alta). ¡Seis metros!

TENIENTE DEFENSOR

¿Dónde se encontraba usted, señor Rodríguez, la madrugada de los acontecimientos?

SEGUNDO TESTIGO

Bueno mi teniente. Esa madrugada cuando iba para mi casa, me sorprendió el ruido de las sirenas y entonces me escondí aquí, cuando de pronto vi el carro negro detenerse. Bajaron varios hombres del taxi y se atrincheraron en esa cuenta que se ve allí. (La señala). Fue entonces cuando llegaron las radiopatrullas y los rodearon. Por los parlantes llamaban a Guadalupe para que se rindiera. Le dieron cinco minutos para que saliera y el tipo no salía, mi Teniente. Pasados dos minutos... (El testigo va hasta el lugar donde estaba Guadalupe y de pronto sale haciendo la misma acción de disparar con las dos manos). ¡Pam, pam, pam! Sale el tipo disparando desaforadamente contra el ejército. Al ver esto y al no escuchar las voces de rendición, las Fuerzas Militares obraron en legítima defensa. lgualito a como lo representaron ahora. lgualito, mi Teniente. lgualito, señor juez, igualito.

TENIENTE DEFENSOR

Mi defendido actuó en legítima defensa. O la vida de un militar o la de un bandolero.

ABOGADO ACUSADOR

La vida de un guerrillero que ingenuamente creyó en todas las promesas que ustedes los militares le hicieron, después de que entregó sus armas para contribuir a la pacificación del país.

TENIENTE DEFENSOR

Doctor, si Guadalupe Salcedo hubiera salido con las manos en alto, como se le conminó para que lo hiciera, estaría vivo. El ejército jamás ha faltado a su palabra. Además, el gobierno no tiene porque garantizarle la vida a un bandolero. Proseguimos.

Empiezan a desplazarse hacia otro lugar.

ABOGADO ACUSADOR

(Interrumpe). ¡Pido interrogar al testigo! (Todos se detienen).

JUEZ

(De mala gana). Proceda doctor... Pero por favor, sea breve.

ABOGADO ACUSADOR

Antes que todo, quiero felicitar a su señoría y al abogado de la defensa por la divertida comedia que nos han hecho presenciar. (Pausa). Se me acusa de hacer los chistes... y la declaración del testigo no deja de ser un chiste y por cierto muy malo. (Se dirije al segundo testigo). ¡Lo felicito joven, se aprendió muy bien la lección!

JUEZ

Doctor, limite a interrogar al testigo y deje de lado esas insinuaciones poco pertinentes.

ABOGADO ACUSADOR

Señor Rodríguez, ¿y usted, tan cerca de semejante balacera, no recibió ningún impacto?

TENIENTE DEFENSOR

¡Concrétese a los hechos, doctor!

ABOGADO ACUSADOR

Señor Rodríguez, a usted, que se encontraba a la escasa distancia de seis metros, ¿por lo menos una bala perdida no le rozó levemente el cuerpo?

JUEZ

(Enfurecido, se acerca rápidamente al abogado). Doctor, si usted insiste en usar ese lenguaje sarcástico, me veré en la penosa obligación de suspender la diligencia.

ABOGADO ACUSADOR

Eso es lo que ustedes quieren: suspender la diligencia. Eso es lo que ustedes quieren!

JUEZ

Tengo la impresión, doctor, de que usted se quiere aprovechar de la situación para su carrera política.

ABOGADO ACUSADOR

(Irónicamente). Tengo la impresión, señoría, de que usted se aprovecha de la situación para defender al actual gobierno. (En voz alta). Pido una comisión de expertos en balística para que investigue lo absurdo de esta declaración.

JUEZ

¡Aceptado!

Se trasladan rápidamente al otro extremo del escenario para interrogar al tercer testigo.

JUEZ

(A la testigo). ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?

TERCER TESTIGO

Sí, doctor.

JUEZ

Se le advierte señora, si se llega a comprobar que está mintiendo, puede representarle de dos a cuatro años de presidio.

MEDIDOR

(En voz alta). Treinta y nueve metros.

ABOGADO ACUSADOR

Que conste, señor juez, que usted está tratando de intimidar a mi testigo.

TENIENTE DEFENSOR

Doctor, simplemente se le está haciendo una advertencia de rigor.

JUEZ

Continúe, doctor.

ABOGADO ACUSADOR

¿Nombre?

TERCER TESTIGO

Estela de Espitia.

ABOGADO ACUSADOR

¿Lugar de nacimiento?

TERCER TESTIGO

Tunja, Boyacá.

ABOGADO ACUSADOR

¿Estado civil?

TERCER TESTIGO

Viuda.

JUEZ

(Se acerca al abogado, mirando su reloj). Por favor, doctor...

ABOGADO ACUSADOR

Señor juez, cumplo con los trámites que son de rigor!

JUEZ

(Pasa, de mala gana). Está bien. Proceda.

ABOGADO ACUSADOR

Doña Estela de Espitia, ¿dónde se encontraba usted la madrugada de los acontecimientos?

TERCER TESTIGO

Aquí, doctor.

ABOGADO ACUSADOR

¿Qué vio usted esa madrugada?

TERCER TESTIGO

Bueno... Yo tenía aquí mi puesto de café. Ahora me quitaron la licencia... Todo estaba lleno de ejército y de policía.. . Empezaron a llamar al señor Salcedo por los parlantes... Le dijeron que saliera con las manos en alto, que se entregara, que le respetarían la vida. Una y otra vez le dijeron que saliera con las manos en alto, que le iban a respetar la vida... (Pausa. Los dos militares se le acercan amenazantes). Bueno, lo que yo vi fue que lo mataron cuando él salió con las manos en alto... eso fue lo que yo vi.

Gran algarabía. El teniente defensor arranca la hoja de la máquina de escribir de la secretaria. El Teniente acusado ordena a uno de los detectives sacar a la mujer y la insulta. El detective la saca a empellones. El juez sale rápidamente con la secretaria. El fotógrafo trata de sacarle una foto al Teniente acusado.

TENIENTE ACUSADO

Y usted no me saque más fotos. iNo me joda!

El abogado acusador queda sólo con el locutor en medio del escenario.

ABOGADO ACUSADOR

(Gritando). Es la prueba del asesinato. El ejército no cumplió su promesa de respetar la vida. El salió con las manos en alto y ustedes lo acribillaron a balazos. Con esta patraña, utilizando la fuerza bruta, se quiere ocultar el asesinato de Guadalupe Salcedo. (Entra un detective y lo saca a empujones). El asesinato de Guadalupe Salcedo es una provocación al clima de paz que comienza a vivir el país. Esto es una provocación.

Empieza a sonar música de corrido llanero.

Corrido de los años sin cuenta

(Ritmo de pajarillo)

Pido permiso al trovero
para relatar la historia
de más ingrata memoria
que tiene el pueblo llanero.
Fue por los años cincuenta
que en toda Colombia entera
se desató la violencia
de una y de otra manera.
Nos dicen los sabedores
que arriba mandaba un godo
y armó a los conservadores
para quedarse con todo.

Ganaderos y baquianos
caporales y encargados
los indios y los copleros
todos llaneros templados
opusieron a la muerte
su coraje y su valor
contra aquellas injusticias
que el gobierno desató.
Pero esta matanza fiera
no era de azules y rojos
era pueblo contra pueblo
era hermano contra hermano.

En la historia que contamos
muchos nombres no aparecen.

La revuelta fue tan grande
que cimbró hasta el continente.
Si Guadalupe Salcedo
no aparece en mi cantar
su sombra nombra mi canto
del moriche hasta el palmar.
Son hombres de todo el pueblo
los que hicieron esta historia.
Tengámoslos bien presentes
recordemos la memoria.

Con la honradez de mi canto
con esfuerzo popular
con respeto y mil perdones
les vamos a interpretar
historias que nadie cuenta
que ocurrieron de verdad.
Póngale muy bien los ojos
a lo que va a presenciar
de los tiempos de violencia.
Contaremos lo preciso.
Pido al trovero permiso
permiso a la concurrencia.

EL RETEN

Un grupo de soldados trota en su sitio siguiendo el sonsonete rítmico que, mediante consignas, dirige el sargento Velandia. Los soldados repiten en coro las consignas. El sargento trota en su sitio con los soldados.

SARGENTO VELANDIA

Los soldados.

CORO DE SOLDADOS

Los soldados.

SARGENTO VELANDIA

colombianos.

CORO DE SOLDADOS

colombianos.

SARGENTO VELANDJA

no se meten.

CORO DE SOLDADOS

no se meten.

SARGENTO VELANDIA

en política.

CORO DE SOLDADOS

en política. (Los soldados continúan repitiendo cada verso del sargento).

SARGENTO VELANDIA

Por mi novia
por mi madre
soy soldado
de la patria.
Desertores
de las armas
como Silva
son traidores
Los soldados
colombianos
son los hijos
de la virgen.
Los soldados
desertores
son los hijos
de las putas.
Los soldados
colombianos
no se meten
en política.

Entra Zamuro, contra guerrillero civil, en compañía de un policía. Su negocio es la cacería de liberales para entregarlos al retén. Traen una ristra de seis prisioneros.

ZAMURO

¡Carajo! Qui’ubo, cabrones, que no le apuran! Llegamos a la casita, muchachos. Hola! ¿Qué, le cogió el sueño? (Patea a un prisionero que cae por cansancio).

SARGENTO VELANDIA

¡Soldados, aaal...to!

ZAMURO

Sargento Velandia, buenas tardes.

SARGENTO VELANDIA

Hola, Zamuro, ¿qué nos trae?

ZAMURO

Pues, mi sargento, ya lo puedo ver. Quince mamadores días de camino, con esos flojos. Aquí tiene las cédulas. (Las entrega al sargento). Diez en total, mi sargento, y ninguna con el sello de las elecciones. Y si no votaron, pues chusmeros son.

SARGENTO VELANDIA

(Revise las cédulas y mira a los prisioneros). Zamuro, me entrega diez cédulas y seis prisioneros. Lo firmo por seis.

POLICIA

Pero, sargento, si siempre reciben las cédulas. Lo importante son las cédulas. ¡Si no están los dueños, pues no aguantaron la carrera!

ZAMURO

No me haga eso, mi sargento... Considere mi trabajo: quince mamadores días de camino con estos flojos. Los otros cuatro se quedaron de camino. Se fueron muriendo. ¿Qué hace uno? Los caza, los trae con vida, pero si son de organismo débil... ¿qué se va a ser? (Al grupo de prisioneros). ¿Cierto que se murieron de camino?

JERONIMO

(Con voz débil). Ahí... los fueron matando de camino...

POLICIA

¿Cómo así, comemierda? Se murieron de camino..

SARGENTO VELANDIA

Qué!... ¿No hablo claro? Seis cédulas por seis hombres. Por seis le firmo!

POLICIA

Pero si antes era todo lo contrario con la policía en los retenes. Lo importante son las cédulas.

SARGENTO VELANDIA

Agente, la situación ha cambiado. El ejército llegó aquí a los Llanos a poner órden. No estamos con las mañas de la policía.

POLICIA

Se equivoca, sargento, la situación sigue lo mismo.

ZAMURO

¡Eso sí que es una mierdada! El trato con el doctor es muy claro. Las cédulas son las que valen. Sargento, voy a hablar con el doctor. ¡Esto no me lo aguanto, carajo! (Arranca las cédulas al sargento y sale con el policía).

Entra al patio don Floro Rojas, ganadero liberal dueño del hato "Angosturas".

SARGENTO VELANDIA

¡Soldados, con la chusma al calabozo!

DON FLORO

Hola, Sargento Velandia! ¿Cómo le va? (Busca entre los prisioneros a su hombre y lo descubre). Jerónimo, ¿qué le pasó? Otra vez agarraron a uno de mis hombres. Sargento, ¡hágame el favor de soltarme a ese hombre! (Señala e Jerónimo). Hágame el favor de soltarme a ese hombre!

SARGENTO VELANDIA

(A los soldados). ¡Alto esa columna! (A don Floro). Lo siento mucho, don Floro, a ese tipo lo trajeron aquí por bandolero, y aquí en el retén no nos equivocamos.

JERONIMO

A mí no me trajeron por bandolero. Me trajeron por liberal. Por no tener el sello de las elecciones en la cédula.

SARGENTO VELANDIA

¡O se calla, o lo callo!

DON FLORO

Oiga, sargento, él no es ningún bandolero. Es Jerónimo Zambrano, el caporal de mi hato. Y yo estoy seguro de que ninguno de esos hombres es bandolero. Lo que pasa es que el ejército ahora se está metiendo en política. Eso es lo que está pasando.

SARGENTO VELANDIA

Don Floro, no nos venga a enredar con el cuentico ese de la política. Si quiere una prueba la tiene usted mismo. Nosotros sabemos que usted es liberal, ¿y qué? ¿Le hemos hecho algo?

DON FLORO

¿Y le parece poco detenerme seis peones en una semana? Y ahora, para colmo de males, me agarran al caporal del hato! Lo que pasa es que ahora el ejército se metió en política y con esa actitud están perjudicando los negocios aquí en los Llanos. Los llaneros estábamos esperando al ejército para que controlara a la policía. ¿Y qué es lo que está pasando? Que la situación se puso peor. (Señala a los prisioneros). Pero le advierto que la situación se les puede salir de las manos. ¡No siempre aguanta el caballo, por más manso que sea!

SARGENTO VELANDIA

Don Floro, su amenaza se la puede guardar en el bolsillo. A estos hombres los detuvieron en la zona de guerra donde está operando las bandas de Guadalupe Salcedo. Y no los cogieron precisamente paseando. Estos son de esos que auxilian a la chusma. Si quiere hablar con mi capitán, él es el único que le puede resolver el problema. Pero le advierto: su hombre cayó aquí al retén y de aquí no sale!

DON FLORO

(Se acerca iracundo al sargento). Y yo le advierto a usted una cosa: yo soy Floro Rojas, de los fundadores del Llano. iYo soy dueño de mucho ganado, como para que usted me venga a amenazar! Vamos a buscar al capitán.

SARGENTO VELANDIA

¡Soldado Robledo, sáqueme a ese hombre de la fila! (Señala a Jerónimo). Me lo vigila a cuatro ojos. Estos verracos son capaces de todo. ¡Soldados, al calabozo con esa gente! Don Floro, vamos a hablar con el capitán, pero le advierto que ahora la cosa es diferente!

DON FLORO

Y yo le advierto que aquí en los Llanos la cosa también es diferente!

(En escena quedan Robledo y Jerónimo. Hay silencio absoluto entre los dos. Jerónimo mira al soldado).

JERONIMO

¡Soldado! Oiga, soldado, ¿me permite hablarle una palabra? ¿Me escucha? (El soldado no responde. Apenas se dibuja un pequeño cambio en su rostro). Dígame, soldado, ¿qué me van a hacer? ¿Me lo puede decir? (El soldado, aún sin responder, con el rabo del ojo mira al prisionero). ¿Soldado, me van a matar? ¿Qué hacen con los prisioneros?

ROBLEDO

(Confuso). Yo no sé. Me parece que los matan, los desaparecen.

JERONIMO

¿Que me van a matar?... ¿Por qué? (Robledo lo mira). Si yo no he hecho nada. Sólo que me trajeron por la política, por liberal!

ROBLEDO

Pero mi sargento dice que por chusmeros. Eso dice. Que ustedes tienen alborotado el Llano.

JERONIMO

¿Por chusmeros? Por liberales!

ROBLEDO

(Su rostro se ha normalizado. Desaparece su actitud hierática. Su cuerpo se hace flexible). Por chusmeros...

JERONIMO

(Más en confianza). Soldado, ¿de dónde es usted? Me parece que no es de aquí. ¿Hace poco llegó?

ROBLEDO

¿Cómo así?... ¿Aquí a los Llanos? .. .Pues dos meses.

JERONIMO

¿Y de dónde es su persona?

ROBLEDO

Pues... del Tolima.

JERONIMO

Se me hacía. Yo también. ¿De qué vereda?

ROBLEDO

(Sonríe). De El Limón... ¿Conoce?

JERONIMO

Claro, a todos. ¿Y su familia?

ROBLEDO

De los Robledos.. . De El Limón.

JERONIMO

Liberales, ¿no?

ROBLEDO

(Mira precavido hacia el lugar por donde salió el Sargento). Todos! (Se acerca a Jerónimo).

JERONIMO

¿Y qué hace aquí entonces?

ROBLEDO

Ya lo ve... pagando servicio.

JERONIMO

Y usted, siendo liberal, ¿cómo se aguanta que lo maten a uno por liberal?

ROBLEDO

Pues... estoy recién entrado.

JERONIMO

Oiga Robledo, si usted es liberal, ¿por qué no me ayuda a escapar?

ROBLEDO

¿Cómo se le ocurre, hombre? No ve que después me joden? (Mira hacia la puerta).

JERONIMO

Entonces, ¿por qué no escapamos los dos a buscar la revolución liberal de los Llanos? Muchos soldados liberales han pasado a la revolución. Dese cuenta. hasta el capitán Silva lo hizo con cuarenta soldados... (Pausa). O déjeme escapar esta noche!

ROBLEDO

Hombre, a mí no me haga esas propuestas. (Cada vez más cerca del campesino). Ahora soy soldado. Y como soldado no me puedo meter en política. Eso lo dice el teniente. Eso lo dice mi sargento Velandia.

JERONIMO

¡Anímese, hombre! Déjeme ir esta noche.

ROBLEDO

(Se arrodilla junto a Jerónimo). Entienda mi situación

JERONIMO

¿Por qué no escapamos los dos entonces?

ROBLEDO

Déjeme decirle: a los desertores los fusilan y yo soy soldado. Me gustaría ayudarlo. Pero, ¿qué puedo hacer?

JERONIMO

La revolución necesita de esos fusiles que usted carga. Necesita de hombres como usted. Huyamos y busquemos a los hombres de Guadalupe Salcedo...

La llegada del sargento Velandia interrumpe la conversación. Robledo vuelve rápidamente a su puesto.

El sargento Velandia se detiene y mira al soldado. Luego se dirige hacia Jerónimo.

SARGENTO VELANDIA

Le advierto que su padrino no le sirvió para un carajo. Podrá ser dueño de todo el ganado que se le dé la gana pero aquí en el ejército la cosa es muy diferente. (Se acerca lentamente al soldado Robledo. Lo mira inquisidoramente). Conque me salió cachiporro el soldadito Robledo... iAtención, fir!... Media vuelta! ... Media vuelta! Como un relojito, Robledo, como un relojito. No se crea que es el primero que me sale con esas ideas: o lo enderezco o se lo lleva el putas! A discreción! Soldado, lléveme ese chusmero al calabozo!

Robledo se dirige a Jerónimo Zambrano y lo saca, mientras empieza a sonar la música.

Corrido de las razones diferentes

(Ritmo de seis por derecho)

Vamos a contar la historia
de estos dos hombres valientes
que se jugaron la vida
por razones diferentes.

Joaquín Robledo, el soldado,
campesino tolimense
antes de ser enrolado
ya tenía bien presente
que si un día era soldado
llegaría a ser teniente.
Ya empieza a tener sorpresas
este muchacho inocente
ya está en manos del sargento
que le va a lavar la mente.
Y Jerónimo Zambrano
llegó aquí hasta la llanura.
Venía huyendo del Tolima
de la violencia tan dura.
Logró conseguir trabajo
en el hato de Angosturas.
Cayó por ser liberal.
para colmo de amarguras.
Supo que en el Llano adentro
los hombres en la espesura
comandados por Guadalupe
luchaban con gran bravura.

LAS PUERTAS

En el escenario hay cinco puertas. Los actores, embozados con capas negras, corren de una puerta a otra dando las noticias. Un redoble de tambores acompaña las carreras de los personajes y transmite el terror y la inseguridad en que viven los burgueses liberales.

La mujer de Armando golpea desesperadamente a la puerta 1. Se asoma aterrado el hombre 1, marido de Margarita.

MUJER DE ARMANDO

Destituyeron a Armando de la Superintendencia Bancaria. En un sólo día despidieron a cuarenticinco técnicos de la Caja Agraria, y todo por el único pecado de profesar ideas liberales. Quedamos al margen del presupuesto nacional.

MARIDO DE MARGARITA

(Mirando a todos lados). Entonces no queda otro recurso. Trasladaré tu dinero a Suiza.

(Redoble de tambores. Otro hombre embozado corre y golpea a la puerta 4. Aparece una mujer en camisa de dormir).

HOMBRE 2

¡Señora, señora! ¿Dónde está el doctor?

MUJER 2

Hace dos días que no llega a casa. ¿Qué le habrá pasado? Yo no sé qué hacer con esta angustia... El no es hombre de cantinas.

HOMBRE 2

Lo necesitamos urgentemente para una reunión de la Dirección Nacional Liberal. El es hombre importantísimo para momento tan crucial.

MUJER 2

¿Qué me aconseja? Llamo a la policía?

HOMBRE 2

(Aterrado). ¿A la policía? iN000000! Dígale que... (Dice a la mujer un secreto al oído).

Redoble de tambores.

HOMBRE 3

(Golpea a la puerta 3 y sale el hombre 4 vestido de frac). ¡Bogotá se encuentra bañada en sangre! Acribillaron al hermano del doctor Echandía! Mataron a mi hermano Luis Eduardo! Los asesinos no respetaron el sagrado recinto del parlamento. doctor!

HOMBRE 4

¿Cómo? Asesinado un senador de la república? ¡Imposible! Las hordas conservadoras no respetan nada. ¡Hay que hacer algo, doctor!

Redoble de tambores.

MUJER 3

(Golpea a la puerta 2. Aparece el hombre 5, con gorro de dormir y levantadora). ¡Doctor, doctor cerraron a la fuerza el Congreso Nacional! Decretaron el estado de sitio. Y lo más grave: ¡Impusieron la censura de prensa!

HOMBRE 5

Pero, doctora, ¡si somos la indiscutible mayoría!

MUJER 3

Sí, los liberales somos la indiscutible mayoría, acallada por la minoría que deténta el poder, doctor.

HOMBRE 5

¡Pasaremos, no importan las consecuencias, a la la indiscutible oposición!

Redoble de tambores, un hombre corre desesperado de puerta en puerta. Golpea y nadie le abre. De pronto se esconde junto a la puerta 4, como para descansar. Una mano negra sale de atrás, le tapa la boca y lo secuestra. Grito ahogado. Redoble de tambores. La mujer 4 golpea a la puerta 5. Aparece el hombre 6.

MUJER 4

No queda otro camino. ¡Tornaremos las armas! Apoyaremos a Guadalupe Salcedo y los valientes muchachos que se levantaron en armas en los Llanos Orientales. ¡Desde la ciudad les daremos nuestra voz de aliento!

HOMBRE 6

Debemos defender nuestro honor de liberales con nuestra propia sangre. ¡Este es un momento histórico! Pasaremos a la clandestinidad! Estaremos de todo corazón con esos muchachos!

Redoble de tambores. El locutor sale a primer plano.

LOCUTOR

Bogotá, febrero de 1950... Nunca el país había vivido tanta bonanza económica. El café colombiano se cotiza en Nueva York a cincuenta y ocho centavos de dólar la libra. El Estado se estabiliza económicamente por la entrada de divisas. Este sería el momento más propicio para impulsar la industrialización del país. Sin embargo, el gobierno tercamente...

Un brazo sale de una puerta. En la mano tiene un revólver. Dispara sobre el locutor y lo hiere mortalmente. Este se dobla, trata de seguir hablando pero al fin sale dando tumbos del escenario. Redoble de tambores. Margarita golpea a la puerta 3. Tras ella una voz pregunta.

ARMANDO

¿Quién es?

MARGARITA

Armando, mi amor, soy yo, Margarita.

ARMANDO

(Sale. Mira asustado a todos lados). ¿Qué te pasa, Margarita? Por qué sales de tu casa a estas horas, con este clima de inseguridad y con tantos peligros que acechan? No sabes que todo está vigilado? ¡Mi teléfono interceptado, la oficina rodeada de detectives y mi mujer... mí mujer! acaba de salir y pueda regresar en cualquier momento! ¿Cómo se te ocurre venir a mi casa? Vete, amor, vete!

MARGARITA

Mañana partimos para los Estados Unidos...

ARMANDO

Sí, mi amor, pero vete... (Pausa). Cómo! ¿Estás loca? Para los Estados Unidos?

MARGARITA

Mi marido y mis hijos han sido amenazados de secuestro.

ARMANDO

Y yo he sido destituido de la Superintendencia Bancaria, Pero eso no es ninguna razón para marcharse.

MARGARITA

Mi vida, el levantamiento del capitán Silva nos ha fracasado. Era nuestra última esperanza.

ARMANDO

Y luego... Todo no estaba tan bien planeado?

MARGARITA

Compréndeme, Armando mío, la situación no está como para un nuevo golpe militar. Mi marido te envía esta carta.

ARMANDO

¿Una carta? Acaso nos ha descubierto tu marido?

MARGARITA

No, nuestro amor permanece oculto. En esta carta te explica detalles de la situación política y económica del país. ¡Este gobierno conservador quiere entregarnos a los alemanes!

ARMANDO

¿A los alemanes? ¡Pero si esos son fascistas!

MARGARITA

Por ese motivo, de Nueva York viajaremos a Washington, donde mi marido pedirá ayuda a los Estados Unidos. Desde allí trataremos de arreglar las cosas.

ARMANDO

(Leyendo la carta). Mira lo que dice aquí: "No vaciles, Armando, en recurrir a cualquier medida, por extrema que sea, para salvar la situación. Nosotros nos vamos. Estaremos al tanto de lo que sucede. En tus manos queda la lucha del glorioso partido liberal. Debes organizar la resistencia. Apóyate si es posible... en las guerrillas de los Llanos...".

MARGARITA

Mi marido te envía este cheque.

ARMANDO

No importa, amor mío, por tí organizaría cualquier resistencia con tal de volverte a ver... ¡Dame el cheque!... Entonces, ¿está decidido el viaje?

MARGARITA

Está decidido. Esta noche sale el avión. Al amanecer parte el vapor.

ARMANDO

Pero no se pueden ir así! Tu marido no puede abandonar su puesto en el banco ni la dirección del partido.

MARGARITA

(En actitud heroica). Es necesario. Las cabezas visibles del liberalismo debemos preservarnos. El pueblo nos reclama con vida. Más vale un caudillo vivo que un caudillo muerto. Los grandes días están por venir... Mi marido te recuerda, Armando, mi amor

ARMANDO

¿Por qué te vas? Me desespera tu adiós...

MARGARITA

No me olvides... Fui tan feliz... (Sale de escena lentamente, mientras una voz femenina canta al fondo).

Voz cantando

Si tú te vas,
la vida no puede ser.
Necesito tenerte siempre
conmigo, en mi corazón...

Sale Margarita. Aparece en una ventana una lavandera colgando ropa. Es ella quien canta el bolero.

¿Por qué te vas?
Me desespera tu adiós.
No es posible que seas así.
No puedo vivir sin ti.

La lavandera sale y entra la música del corrido de la esperanza que no llega.

Corrido de la esperanza que no llega

(Ritmo de pasaje)

La historia aún no se termina
aunque los hombres de arriba
de cuerpo bien protegido
se hayan ido más pa’rriba
de México a Nueva York
donde la bolsa es su vida
buscando en la gran metrópoli
una nueva economía.

Y dejaron esperanzas
con grandes voces de aliento
de promesas y fusiles
que creyó el hombre llanero.
Más dura la vida enseña
que en apremiantes momentos
esperanza que no llega
es hoja que se lleva el viento.

LA VACA

Don Floro Rojas entrena a varios de sus peones. Doña Eloisa arregla a su hija, una muchacha de unos quince años. La peina y termina de arreglarle el vestido. Una mujer acurrucada en un rincón mira ensimismada al vacío.

DON FLORO

(A tres hombres que tienen unos palos en sus manos). Bueno, muchachos, vamos a entrenar. Por el momento vamos a hacerlo con esos palos. Hagan de cuenta que son fusiles. Los fusiles de verdad nos deben de llegar esta tarde con el enviado de la Dirección Liberal y con Guadalupe Salcedo. Por lo menos cuarenta fusiles para este comando. Por lo tanto, deben estar bien alerta y entrenados. (Toma su fusil y se lo muestra a los peones). El fusil se coge así. El ojo mira el alza y por el alza se mira el punto de mira. Detiene la respiración, con el punto de mira se enfoca la víctima, el dedo en el gatillo, y... pummm! Es fácil. Cuando lleguen los fusiles van a ver lo que es tener en las manos una arma de verdad, muchachos.

DOÑA ELOISA

(Lo interrumpe). Cuánto le apuesto a usted, don Floro, que el Jerónimo ese no va a ser capaz de llegar con la ternera? Va a venir Guadalupe, los señores esos de la Dirección Liberal y no van a encontrar aquí nada que comer. Ha debido mandar a hombres más baquianos.

DON FLORO

Mire, doña Eloísa, yo conozco a Jerónimo, él ya es baquiano de la región. Lo que pasa es que es muy difícil traer una ternera en estos tiempos. El ejército está agazapado por todas partes. Pero yo conozco a Jerónimo como a mis propias manos. Por algo se lo saqué de las garras al capitancito ese, allá en el retén.

GUERRILLERO 1

Mire, mi comandante, ya llevamos como dos meses esperando los tales fusiles. De nada sirve entrenar con estos palos, queremos fusiles de verdad.

GUERRILLERO 2

Oiga, don Floro, ¿por qué no nos presta su fusil para entrenar?

DON FLORO

(Mira a los peones y después su fusil), Pero, muchachos, éste es un fusil muy costoso, es un fusil traído de Venezuela. No, no, dejen el nerviosismo y sigamos entrenando. El cuerpo bien firme, la culata contra el hombro. El cuerpo bien firme, o si no, con el reculón del disparo el cuerpo puede caer a tierra.

DOÑA ELOISA

(A su hija). ¡Carajo! Déjese arreglar! Ojalá yo hubiera tenido la misma suerte que usted, que un hombre como Guadalupe Salcedo se fijara en mí. ¡Pero esta pendeja no se da cuenta la suerte que tiene en la vida! A los doce años, mijita, a los doce años yo ya tenía marido. Déjese arreglar! (La niña se deja arreglar de mala gana). Tome y mírese al espejo. ¿Se da cuenta de lo linda que está quedando? Pero sonría, carajo! ¿O es que no tiene alientos?

DON FLORO

(Deja de entrenar a los hombres y se dirige a doña Eloisa). Doña Eloisa, ¿usted se imagina a mi comandante Guadalupe con semejante mal gusto? (Suelta la carcajada). No niego que la muchachita está regularcita... pero no es para tanto tampoco!

DOÑA ELOISA

Don Floro, ¿por qué más bien no se mete en sus asuntos, y sigue perdiendo el tiempo ahí con esos palos?

DON FLORO

(Disgustado). Bueno, recojan dos piedritas. (Los hombres se quedan quietos). Recojan dos piedritas y una la ponen como si fuera el alza y la otra como sí fuera el punto de mira.

DOÑA ELOISA

(A la hija). ¡Vaya y le lleva agua a la goda esa! (La niña se dirige hacia un rincón, donde está la mujer acurrucada).

LA NIÑA

Tome el agua. (La mujer rechaza el agua).

DOÑA ELOISA

Ay! ¿Se creyó señorita? Se va a dejar morir de hambre, o qué? No es a la única mujer en el mundo que le ha pasado eso. Agradezca que fueron los liberales los que le hicieron el mandadito. Los godos no son hombres de tantas contemplaciones.

DON FLORO

Que agradezca mejor que es mujer. (A los hombres). La revolución no es un juego. Tienen que ponerles toda el alma a los entrenamientos. Ser más disciplinados.

Llega Jerónimo con un ayudante trayendo la ternera.

Gran algarabía. El animal derriba la mesa de doña Eloisa. Jerónimo no puede dominar al animal. Doña Eloisa se enfurece. Los hombres ayudan a tumbar la ternera.

DOÑA ELOISA

¡Carajo, Jerónimo, tenga más cuidado! (Recoge todo lo que le derribó la ternera).

DON FLORO

¿Por qué se demoró tanto, Jerónimo?

JERONIMO

Don Floro, ¡usted no sabe lo difícil que es venir tres días por esos morichales y con tanto ejército!

DON FLORO

Pero usted sabe muy bien que hoy tenemos una cita muy importante; llega gente de la Dirección Liberal y Guadalupe con cuarenta fusiles.

LA NIÑA

(Interrumpe a don Floro). Don Floro, mi mamá le manda decir que le aparte esa pierna, que es para ella.

DON FLORO

¿Que, qué? Mire, dígale a su mamá que vaya recogiendo la leña y alistando el fogón y que no joda!

LA NIÑA

Pero don Floro, mi mamá dice que le aparte el pernil, que es para ella y Guadalupe.

DON FLORO

(Furibundo), ¡Y ésta caraja! Se le dijo que vaya a conseguir leña!

LA NIÑA

Pero don Floro, mi mamá...

DON FLORO

(Empuja fuertemente a la niña). Carajo!, le dije que vaya...

DOÑA ELOISA

(Saca un cuchillo y se enfrenta a don Floro). ¿Qué es la vaina, don Floro? ¡Aquí no estamos en su hato! Don Floro le saca el quite. Jerónimo interviene para calmar la situación.

JERONIMO

Cálmese, doña Eloisa, que la pelea no es entre liberales. . . y respete a don Floro, que es el comandante de aquí.

DOÑA ELOISA

El comandante aquí es Guadalupe Salcedo! (Don Floro la encañona con el fusil).

JERONIMO

Y usted, don Floro, calme los nervios, que hay mucho que hacer. (Le baja el fusil).

DOÑA ELOISA

(Guardando el cuchillo). Y le digo una cosa, Floro Rojas: de ahora en adelante usted no va a tratar a la qente como se le dé la gana.

(Empieza a oírse el ruido de motores de aviones. Todos miran al horizonte).

DON FLORO

¡Los aviones! A esconderse todo el mundo! Los bombarderos!

Todos se esconden. Jerónimo rescata a la goda. El ruido de los motores aumenta. Los aviones bombardean. La vaca se levanta y empieza a pasearse calmadamente. Da vueltas mirando al cielo hasta que un proyectil la mata. Se escucha la música del corrido del bombardeo.

Corrido del bombardeo

(Ritmo de corrido por mayor)

Fue un 25 de junio
ya pa’ la mitad del año.
Atronando el firmamento
vuelan cinco aeroplanos
matando cuatro gallinas
tres perros y dos marranos
hiriendo a la mula de silla
propiedad de don Sagrario
que fue la primera yegua
con que fundaron el Llano.

La gente va saliendo de sus escondites. Inspeccionan los daños.

JERONIMO

(Mirando la vaca muerta). ¡Maldita sea, comandante, mataron la vaca!

DON FLORO

Bueno, nos economizaron un trabajo. A recoger todo, nos largamos de aquí. En dos horas debe estar aquí el ejército por tierra. Nos vamos para las Bocas del Cusiana. ¡Jerónimo Zambrano! (Jerónimo se presenta). Jerónimo, usted era el que tenía muchas ganas de pelear, no? Pues le llegó la hora. Tome mi fusil. Vaya y busque a Guadalupe, que debe venir por los altos morichales. Dígale que no se acerque por aquí, que ya el ejército nos descubrió el comando, que nos encontramos dentro de quince días en las Bocas del Cusiana. Y dígale que lo mande a usted a buscar contacto con la Dirección Liberal. Dígale que lo mande a usted si es posible a Bogotá, que le diga a esa gente que necesitamos fusiles, medicinas, pertrechos, ropa. ¡Vaya!

Vuelve a oírse ruido de motores de aviones y de bombardeo. Jerónimo sale corriendo. Doña Eloisa lo alcanza.

DOÑA ELOISA

¡Jerónimo! (Le entrega su cuchillo. Jerónimo lo recibe y parte. Se escucha música de corrido).

Corrido de las ilusiones

(Ritmo de pasaje sabanero)

Y así salvando el infierno
va Jerónimo Zambrano
con el fusil en la mano
y el corazón en invierno.
Anda en busca de Guadalupe
a darle aviso temprano.
Va corriendo ilusionado
va buscando la guerrilla
porque su vida sencilla
le dictó una carta abierta
y el camino que ha tomado
es unirse a la revuelta.

Y el campesino inocente
Joaquín Robledo, el soldado,
vió cambiar sus ilusiones
tragando siempre callado.
Su vida se la cambiaron
ya es hombre bien adiestrado.

En las manos del sargento
tiene el tiro ya afinado.
Va a la guerra de los yanquis
contra el pueblo coreano
con ilusión de medallas
y un buen ascenso de grado.
LA VACA

Don Floro Rojas entrena a varios de sus peones. Doña Eloisa arregla a su hija, una muchacha de unos quince años. La peina y termina de arreglarle el vestido. Una mujer acurrucada en un rincón mira ensimismada al vacío.

DON FLORO

(A tres hombres que tienen unos palos en sus manos). Bueno, muchachos, vamos a entrenar. Por el momento vamos a hacerlo con esos palos. Hagan de cuenta que son fusiles. Los fusiles de verdad nos deben de llegar esta tarde con el enviado de la Dirección Liberal y con Guadalupe Salcedo. Por lo menos cuarenta fusiles para este comando. Por lo tanto, deben estar bien alerta y entrenados. (Toma su fusil y se lo muestra a los peones). El fusil se coge así. El ojo mira el alza y por el alza se mira el punto de mira. Detiene la respiración, con el punto de mira se enfoca la víctima, el dedo en el gatillo, y... pummm! Es fácil. Cuando lleguen los fusiles van a ver lo que es tener en las manos una arma de verdad, muchachos.

DOÑA ELOISA

(Lo interrumpe). Cuánto le apuesto a usted, don Floro, que el Jerónimo ese no va a ser capaz de llegar con la ternera? Va a venir Guadalupe, los señores esos de la Dirección Liberal y no van a encontrar aquí nada que comer. Ha debido mandar a hombres más baquianos.

DON FLORO

Mire, doña Eloísa, yo conozco a Jerónimo, él ya es baquiano de la región. Lo que pasa es que es muy difícil traer una ternera en estos tiempos. El ejército está agazapado por todas partes. Pero yo conozco a Jerónimo como a mis propias manos. Por algo se lo saqué de las garras al capitancito ese, allá en el retén.

GUERRILLERO 1

Mire, mi comandante, ya llevamos como dos meses esperando los tales fusiles. De nada sirve entrenar con estos palos, queremos fusiles de verdad.

GUERRILLERO 2

Oiga, don Floro, ¿por qué no nos presta su fusil para entrenar?

DON FLORO

(Mira a los peones y después su fusil), Pero, muchachos, éste es un fusil muy costoso, es un fusil traído de Venezuela. No, no, dejen el nerviosismo y sigamos entrenando. El cuerpo bien firme, la culata contra el hombro. El cuerpo bien firme, o si no, con el reculón del disparo el cuerpo puede caer a tierra.

DOÑA ELOISA

(A su hija). ¡Carajo! Déjese arreglar! Ojalá yo hubiera tenido la misma suerte que usted, que un hombre como Guadalupe Salcedo se fijara en mí. ¡Pero esta pendeja no se da cuenta la suerte que tiene en la vida! A los doce años, mijita, a los doce años yo ya tenía marido. Déjese arreglar! (La niña se deja arreglar de mala gana). Tome y mírese al espejo. ¿Se da cuenta de lo linda que está quedando? Pero sonría, carajo! ¿O es que no tiene alientos?

DON FLORO

(Deja de entrenar a los hombres y se dirige a doña Eloisa). Doña Eloisa, ¿usted se imagina a mi comandante Guadalupe con semejante mal gusto? (Suelta la carcajada). No niego que la muchachita está regularcita... pero no es para tanto tampoco!

DOÑA ELOISA

Don Floro, ¿por qué más bien no se mete en sus asuntos, y sigue perdiendo el tiempo ahí con esos palos?

DON FLORO

(Disgustado). Bueno, recojan dos piedritas. (Los hombres se quedan quietos). Recojan dos piedritas y una la ponen como si fuera el alza y la otra como sí fuera el punto de mira.

DOÑA ELOISA

(A la hija). ¡Vaya y le lleva agua a la goda esa! (La niña se dirige hacia un rincón, donde está la mujer acurrucada).

LA NIÑA

Tome el agua. (La mujer rechaza el agua).

DOÑA ELOISA

Ay! ¿Se creyó señorita? Se va a dejar morir de hambre, o qué? No es a la única mujer en el mundo que le ha pasado eso. Agradezca que fueron los liberales los que le hicieron el mandadito. Los godos no son hombres de tantas contemplaciones.

DON FLORO

Que agradezca mejor que es mujer. (A los hombres). La revolución no es un juego. Tienen que ponerles toda el alma a los entrenamientos. Ser más disciplinados.

Llega Jerónimo con un ayudante trayendo la ternera.

Gran algarabía. El animal derriba la mesa de doña Eloisa. Jerónimo no puede dominar al animal. Doña Eloisa se enfurece. Los hombres ayudan a tumbar la ternera.

DOÑA ELOISA

¡Carajo, Jerónimo, tenga más cuidado! (Recoge todo lo que le derribó la ternera).

DON FLORO

¿Por qué se demoró tanto, Jerónimo?

JERONIMO

Don Floro, ¡usted no sabe lo difícil que es venir tres días por esos morichales y con tanto ejército!

DON FLORO

Pero usted sabe muy bien que hoy tenemos una cita muy importante; llega gente de la Dirección Liberal y Guadalupe con cuarenta fusiles.

LA NIÑA

(Interrumpe a don Floro). Don Floro, mi mamá le manda decir que le aparte esa pierna, que es para ella.

DON FLORO

¿Que, qué? Mire, dígale a su mamá que vaya recogiendo la leña y alistando el fogón y que no joda!

LA NIÑA

Pero don Floro, mi mamá dice que le aparte el pernil, que es para ella y Guadalupe.

DON FLORO

(Furibundo), ¡Y ésta caraja! Se le dijo que vaya a conseguir leña!

LA NIÑA

Pero don Floro, mi mamá...

DON FLORO

(Empuja fuertemente a la niña). Carajo!, le dije que vaya...

DOÑA ELOISA

(Saca un cuchillo y se enfrenta a don Floro). ¿Qué es la vaina, don Floro? ¡Aquí no estamos en su hato! Don Floro le saca el quite. Jerónimo interviene para calmar la situación.

JERONIMO

Cálmese, doña Eloisa, que la pelea no es entre liberales. . . y respete a don Floro, que es el comandante de aquí.

DOÑA ELOISA

El comandante aquí es Guadalupe Salcedo! (Don Floro la encañona con el fusil).

JERONIMO

Y usted, don Floro, calme los nervios, que hay mucho que hacer. (Le baja el fusil).

DOÑA ELOISA

(Guardando el cuchillo). Y le digo una cosa, Floro Rojas: de ahora en adelante usted no va a tratar a la qente como se le dé la gana.

(Empieza a oírse el ruido de motores de aviones. Todos miran al horizonte).

DON FLORO

¡Los aviones! A esconderse todo el mundo! Los bombarderos!

Todos se esconden. Jerónimo rescata a la goda. El ruido de los motores aumenta. Los aviones bombardean. La vaca se levanta y empieza a pasearse calmadamente. Da vueltas mirando al cielo hasta que un proyectil la mata. Se escucha la música del corrido del bombardeo.

Corrido del bombardeo

(Ritmo de corrido por mayor)

Fue un 25 de junio
ya pa’ la mitad del año.
Atronando el firmamento
vuelan cinco aeroplanos
matando cuatro gallinas
tres perros y dos marranos
hiriendo a la mula de silla
propiedad de don Sagrario
que fue la primera yegua
con que fundaron el Llano.

La gente va saliendo de sus escondites. Inspeccionan los daños.

JERONIMO

(Mirando la vaca muerta). ¡Maldita sea, comandante, mataron la vaca!

DON FLORO

Bueno, nos economizaron un trabajo. A recoger todo, nos largamos de aquí. En dos horas debe estar aquí el ejército por tierra. Nos vamos para las Bocas del Cusiana. ¡Jerónimo Zambrano! (Jerónimo se presenta). Jerónimo, usted era el que tenía muchas ganas de pelear, no? Pues le llegó la hora. Tome mi fusil. Vaya y busque a Guadalupe, que debe venir por los altos morichales. Dígale que no se acerque por aquí, que ya el ejército nos descubrió el comando, que nos encontramos dentro de quince días en las Bocas del Cusiana. Y dígale que lo mande a usted a buscar contacto con la Dirección Liberal. Dígale que lo mande a usted si es posible a Bogotá, que le diga a esa gente que necesitamos fusiles, medicinas, pertrechos, ropa. ¡Vaya!

Vuelve a oírse ruido de motores de aviones y de bombardeo. Jerónimo sale corriendo. Doña Eloisa lo alcanza.

DOÑA ELOISA

¡Jerónimo! (Le entrega su cuchillo. Jerónimo lo recibe y parte. Se escucha música de corrido).

Corrido de las ilusiones

(Ritmo de pasaje sabanero)

Y así salvando el infierno
va Jerónimo Zambrano
con el fusil en la mano
y el corazón en invierno.
Anda en busca de Guadalupe
a darle aviso temprano.
Va corriendo ilusionado
va buscando la guerrilla
porque su vida sencilla
le dictó una carta abierta
y el camino que ha tomado
es unirse a la revuelta.

Y el campesino inocente
Joaquín Robledo, el soldado,
vió cambiar sus ilusiones
tragando siempre callado.
Su vida se la cambiaron
ya es hombre bien adiestrado.

En las manos del sargento
tiene el tiro ya afinado.
Va a la guerra de los yanquis
contra el pueblo coreano
con ilusión de medallas
y un buen ascenso de grado.

que hacen los ejercicios, los van acompañando de gritos estridentes: "¡Por mi madre! Por mi novia! Por la Patria!").

SARGENTO VELANDIA

¡Soldados, aaaaaalto! Formarse! Aline... ar! Vista al frent!... A discreción! Atención Fir... (Los soldados cumplen las órdenes). Bueno, muchachos, llegó el momento definitivo. Como un relojito! Vamos a una guerra, una guerra de verdad. Soldados, ¿ustedes saben lo que es una guerra de verdad?

SOLDADOS

iNo, mi sargento!

SARGENTO VELANDIA

iQué van a saber lo que es una guerra de verdad, soldaditos virgos! Vamos a una guerra. No una guerrita de cobardes escondidos en la manigua y en las selvas de los Llanos, que esperan emboscados a la víctima, disparan y huyen para volverse a esconder, disparar a mansalva y huir. ¡Son unos cobardes! Muchachos, vamos a Corea! Vamos a enfrentarnos a un enemigo de verdad, verlo frente a frente, como los veo a ustedes, para sentir la música del tiroteo. Una guerra moderna con armas modernas. Ejército contra ejército, que funcionan como un relojito. Y cuando regresemos, como verdaderos soldados experimentados en la batalla no vamos a dejar un solo bandolero vivo en los Llanos Orientales. Los desencuevaremos... Yo que sudé la gota amarga junto a ustedes, haciéndoles verdaderos soldados, se que no me van a hacer quedar mal ante mi coronel Smiler... El vendrá para pasar revista... Y ustedes, firmes como un relojito! Con el coronel Smiler viajaremos a Corea... Con él conoceremos, eso sí, a verdaderos soldados, altos, rubios, fuertes, capaces de dar la vida por la patria. De los soldados norteamericanos debemos aprender su valor, su arrojo. Su desprecio por la vida. Son hombres cojonudos hombres que sienten en su honor de soldados el vestir el uniforme de la patria... El uniforme del militar, es la patria. (A un soldado). Soldado, ¿usted se siente vestido de patria?

SOLDADO

Me siento vestido de patria, mi sargento.

SARGENTO VELANDIA

Me siento orgulloso de ustedes, muchachos. Orgullo de hombre, de sacar de la mierda a un hombre. Soldado Robledo, un paso al frente. (Robledo sale de la formación). Aquí está el fruto de mi trabajo, ¿lo ven?

SOLDADOS

¡Sí, mi sargento!

SARGENTO VELANDIA

Dígame Robledito, ¿antes de caer en mis manos, qué era usted?

ROBLEDO

Un pobre hombre, mi sargento.

SARGENTO VELANDIA

¡Una mierda!

ROBLEDO

¡Una mierda, mi sargento!

SARGENTO VELANDIA

¡Un miserable collarejo!

ROBLEDO

¡Un miserable collarejo, mi sargento!

SARGENTO VELANDIA

Y ahora, gracias al ejército de Colombia y a su sargento Velandia. ¿qué es usted?

ROBLEDO

Un soldado de la patria. mi sargento.

SARGENTO VELANDIA

Un verdadero soldado de la patria que no se mete en mierdas de política. ¿no. Robledo?

ROBLEDO

Sí, mi sargento, el soldado colombiano no se mete

SARGENTO VELANDIA

¿Y cuál es el ideal de su vida, Robledito?

ROBLEDO

¡Defender la patria, mi sargento!

SARGENTO VELANDIA

Así se habla, muchacho. ¡A su puesto! (Robledo da un paso atrás). Ustedes, mis muchachos, son los verdaderos representantes de la juventud colombiana. Lo mejor de lo mejor. Al regreso, serán recibidos como héroes, ejemplo vivo, sus pechos relucientes de medallas. Serán como un desafío a la gloria y al futuro. Listos, ahí llega mi coronel Smiler. Cuidado con hacerme quedar mal. Ustedes ya me conocen.

Entra el coronel Smiler acompañado del Ministro de Gobierno, su esposa y el obispo.

SARGENTO VELANDIA

¡A discreción! Atención... Firrr!

MINISTRO DE GOBIERNO

(Al coronel Smiler). Coronel Smiler: Colombia no podía estar ausente en la batalla que se libra por la democracia mundial en Corea. Nuestro país entiende el significado del compromiso internacional: pertenecer como nación al mundo libre. Por lo tanto, no escatima sacrificios en responder al llamado de las Naciones Unidas. Nos sentimos orgullosos, porque de antemano conocemos el valor y el arrojo del soldado colombiano. Enviamos este batallón a Corea con nuestros mejores hombres. Lamentablemente, coronel Smiler, no podemos enviar un batallón más numeroso debido a la situación interna que vive el país.

SARGENTO VELANDIA

¡Presenten. arrr...!

El coronel Smiler, el Ministro de Gobierno, su esposa y el obispo pasan revista a la tropa acompañados de una marcha militar.

SARGENTO VELANDIA

¡Descansen. arrrr...!

El coronel Smiler recibe el saludo militar del sargento Velandia.

SARGENTO VELANDIA

¡A la iz...quierrr...! Al tren de la victoria, carrera... marrr...!

Los soldados salen del escenario. Vuelven a aparecer en el tren, asomados a las ventanillas. Los familiares llegan a despedir a los soldados. Se intercambian recomendaciones. El obispo echa agua bendita. Mientras bendice a los soldados y al tren, aparecen dos agitadores que lanzan al escenario hojas volantes y gritan consignas... la ceremonia se paraliza.

AGITADOR 1

¡Soldados colombianos! Ustedes no van a defender a Colombia en Corea. No estamos en guerra contra el pueblo coreano. Esta es una guerra provocada por el imperialismo yanqui!

SARGENTO VELANDIA

(Ordena a un soldado). ¡Soldado, rápido! Sáqueme a ese agitador!

El coronel Smiler, el Ministro de Gobierno, su esposa y el obispo se retiran precipitadamente. Aparece el agitador 2 en el lado opuesto.

AGITADOR 2

¡Abajo el imperialismo yanqui! ¡Soldados, ustedes van a una carnicería, los mandan como carne de cañón. Regresen!

El sargento Velandia, enfurecido, ordena perseguir a los agitadores. Los soldados cumplen las órdenes. Regresan.

SOLDADO 1

Orden cumplida, mi sargento.

SARGENTO VELANDIA

¡Retírese, al tren!

SOLDADO 2

¡Misión cumplida, mi sargento!

SARGENTO VELANDIA

¡Retíreme esa gente de la estación, que ahí está metida la chusma!

El soldado 2 retire a la fuerza a los familiares de los soldados. Gritos y sollozos. Regresa al tren. Parte el tren. Un viejo barrendero entra a barrer los volantes que están sobre el escenario. Canta el bolero de Daniel Santos "La Despedida".

Barrendero (Canta)

Vengo a decirle adiós
a los muchachos
porque pronto me voy
para la guerra
y aunque voy a pelear
en otras tierras
voy a defender mis derechos
mi patria y mi fe.

Yo ya me despedí
de mi adorada
y le pedí por Dios
que nunca llore,
que recuerde por siempre
mis amores,
que yo de ella nunca
me olvidaré.

(De pronto recoge una hoja de papel, la lee y la guarda furtivamente. Continúa barriendo los volantes y cantando).

Sólo me parte el alma
y me condena
que deje tan solita
a mi mamá... (Sale).

LA ENTREVISTA

Jerónimo llega al hall de la casa de Armando. Espera un tiempo, que aprovecha para observar la magnificencia de la casa. Armando sale y lo recibe consternado.

ARMANDO

Pero, cómo es posible que manden gente a mi propia casa? Les comunicamos en un mensaje que esperaran noticias nuestras, no que vinieran por ellas. Usted se imagina los peligros que nosotros corremos aquí en la ciudad? Nuestros pasos están vigilados, las casas, los teléfonos, todo...

JERONIMO

Doctor, ¿no cree usted que yo también corro peligro viniendo a la ciudad? Yo vengo porque traigo órdenes de mi comandante Guadalupe...

ARMANDO

¡Shhh! Mire, por favor, hable un poco más bajo. Vamos allí donde podemos hablar con mayor tranquilidad.

Se desplazan a un extremo del escenario.

JERONIMO

Vengo por los fusiles, las medicinas, los pertrechos, todo lo que nos han ofrecido...

ARMANDO

(Lo interrumpe). ¿Pero, qué piensan ustedes? ¿Qué podemos conseguir fusiles a la vuelta de la esquina? ¿Qué podemos comprarlos como se compran cigarrillos en las tiendas, en la tienda de doña Rosita? (Saca un cigarrillo). Ayer recibí carta de un tal Floro pidiéndome lo mismo... (Busca nerviosamente un fósforo. Jerónimo enciende serenamente uno y se lo ofrece). Y yo ni siquiera lo conozco. Y además, comete la imprudencia de escribirme a mí, con nombre propio y a la dirección de mi casa... No, no esto es un desastre!

JERONIMO

¿Entonces le digo a mi comandante Guadalupe que espere y espere hasta reventar? Mire, doctor, en vez de las noticias de la Dirección Liberal, lo que nos llegan son bombardeos.

ARMANDO

Por favor, hable un poco más bajo. Cálmese. Baje la voz. No se ponga tan nervioso.

JERONIMO

Pero si el nervioso es usted, doctor.

ARMANDO

Pero cómo! Cómo no voy a estar nervioso si aquí en mi casa tengo una reunión muy importante! Su presencia aquí es muy peligrosa.

JERONIMO

En los Llanos también es peligroso, por la presencia del ejército.

ARMANDO

(Arroja el cigarrillo al suelo. Luego lo recoge y busca un cenicero. Finalmente lo tira). Mire... Su valentía déjela para los Llanos. Aquí estamos en la ciudad... aquí la situación es distinta. Las cosas las estamos arreglando por lo alto. Ustedes no entienden de política. ¡Qué van a entender! Piensan que todo se arregla echando bala. Hemos organizado un comité coordinador, que va a estar en permanente contacto con ustedes... ¿me entiende?

JERONIMO

¿Pero los fusiles, los pertrechos, las medicinas? No puedo regresarme con las manos vacías.

ARMANDO

Despreocúpese. jovencito...no lo voy a enviar de regreso cargado de fusiles y de pertrechos. Despreocúpese, podría ser muy peligroso hasta para su propia vida. .. ¿Cómo le explico para que entienda? La situación la estamos arreglando por lo alto. Ustedes sigan en lo que están... pero no vayan a cometer una locura. Eso significaría terminar con las conversaciones que hemos iniciado con personajes muy importantes, incluso algunos militares de los altos mandos.

JERONIMO

Pero no podemos seguir esperando hasta morirnos de viejos en la selva. Si nos quedamos manicruzados, pues nos acaban con la vida.

ARMANDO

Baje la voz. Puede escucharnos mi mujer.

JERONIMO

Nosotros tenemos miedo, pero al enemigo.

ARMANDO

Bueno, mi querido joven, es suficiente. He sido muy explícito. Regrese a su lugar. Dígale a Guadalupe que mantenga muy en alto la lucha del partido liberal. (Bajando la voz). Que de vez en cuando disparen uno que otro tiro. ¡Pero mucho cuidado con ir a exajerar!..

JERONIMO

Pero, doctor, ¿con qué fusiles vamos a hacer los disparos?

La esposa de Armando se asoma al otro lado del escenario, muy elegante.

ESPOSA DE ARMANDO

¿Armando?

ARMANDO

(Pausa). ¿Qué pasa? Ya voy. (La mujer sale. A Jerónimo). ¿Se da cuenta en el lío que me acaba de meter? Mejor váyase lo más pronto posible, por aquí.

Jerónimo va a salir por el hall. Armando lo retiene.

ARMANDO

No. Por ahí no, por la puerta del patio, me hace el favor. Me da mucha pena, pero... por la puerta de atrás...

Jerónimo sale.

ARMANDO

Mire, muchacho...

Jerónimo se vuelve. Armando le estira la mano. Después de un momento de vacilación Jerónimo la estrecha.

ARMANDO

Dígale a Guadalupe que estamos con sus muchachos de todo corazón, de todo corazón.

Jerónimo sale. Armando entra preocupado.

EL ATAQUE

Un grupo de guerrilleros atraviesa sigilosamente el escenario buscando posiciones. Van zigzageando, haciéndose señas. Jerónimo queda emboscado en la mitad del escenario.

GUERRILLERO 1

(Se acerca hasta donde Jerónimo. Los dos observan el horizonte al otro lado del río. Amanece). Jerónimo, ya prendieron las luces del pueblo.

JERONIMO

Sí, mire los soldados, se están subiendo al planchón. ¡Son muchos!

Se oye el ruido del planchón.

GUERRILLERO 1

¡Arrancó el planchón! En dos horas estará por aquí. Voy a avisar al comandante. Usted vigile bien.

Silencio. Jerónimo queda solo en el escenario. Se escucha una canción.

Canción de los recuerdos

(Ritmo de bambuco)

Sobre la tierra Jerónimo
en madrugada que acecha,
el susurro compañero
comunicando la espera.

El miedo de hombre le llega,
la muerte viaja en el río,
la vida es presentimiento
en tiempo corto y sombrío.

La llama de los recuerdos
lo regresa a otros días,
instantes de ojos despiertos,
la vida mata a al vida.

Los recuerdos de Jerónimo se personifican en difusas imágenes que toman forma definida sobre el escenario. Son sus recuerdos de niño, en la época en que sus padres fueron invasores de tierra.

MUJER

(Con la voz distorsionada). Jerónimo, niño, vaya, avísele a los demás que la guardia, por orden de los patrones, incendió el pueblo. Que las llamas llegan al cielo. Que unos pocos lograron escapar con vida. Corra, Jerónimo, no tenga miedo! Dígales que nos esperen al atardecer en la quebrada de la piedra grande. Corra, niño, no tenga miedo! (La voz se desvanece).

Un tambor imita los veloces pasos del niño que corre con el mensaje.

HOMBRE 1

¿Cómo, Jerónimo? Qué cuenta, niño? Que los patrones mandaron incendiar el pueblo y que las llamas llegan al cielo? Jerónimo, niño, coja el vado y atraviese el río, busque a los compañeros de la liga de El Limón y dígales que nos enmontamos, que desentierren los fusiles, que lleven los machetes, que nos vemos al atardecer en la quebrada de la piedra grande. ¡No tenga miedo, Jerónimo! No llore, niño! Usted es chiquito, usted se puede deslizar por cualquier sombra. ¡No llore, Jerónimo! Corra, niño! Corra!

La voz se desvanece y se oyen los golpes de tambor.

HOMBRE 2

¡Alerta, Jerónimo, alerta! Corra y dígales a todos los compañeros de la liga de El Limón que nos enmontamos esta misma noche. ¡Corra, pero no tenga miedo! Que no olviden comunicar si escuchan cualquier ruido extraño, si ven una sombra o si oyen una voz desconocida. Guárdelo en la memoria, niño: esta noche, en la quebrada de la Piedra Grande, todos los compañeros de la Liga de El Limón. ¡Corra, no tenga miedo, corra!...

La voz se desvanece y se oye el ruido del motor del planchón y la sirena más fuerte que anteriormente. Un guerrilero arrastrándose sobre los codos llega hasta Jerónimo, le hace una seña y cambia de posición.

GUERRILLERO 2

Jerónimo, el planchón ya viene por la mitad del río.

JERONIMO

Son muchos. Son como cien, y nosotros no esperábamos tantos.

GUERRILLERO 2

No importa Jerónimo. Contamos con la sorpresa. Ellos no saben que muchos van a morir.

JERONIMO

Pero es muy peligroso. Tenemos pocos fusiles.

GUERRILLERO 2

Hay que atacar de todas maneras. Es la orden de los comandantes.

JERONIMO

Además de ser pocos, no tenemos experiencia en la pelea.

GUERRILLERO 2

¡Deje el miedo, Jerónimo! Los emboscados son ellos. Tenemos que hacerlo. Necesitamos fusiles. Esta oportunidad no podemos dejarla escapar. íJerónimo, quítese el miedo!

Se retira. El ruido del motor desaparece y vuelven los golpes de tambor. Aparece en el escenario, como recuerdo de Jerónimo, una marcha de colonos que cargan sobre sus hombros toda clase de enseres. Caminan pesadamente, el invierno les dificulta el paso. Entre ellos va la madre de Jerónimo.

MADRE

Jerónimo, hijo, ¡ándele! Busque alientos y camine! No se me quede. No pare de caminar porque se enfría. Ya casi llegamos. Los compañeros de la liga dijeron que hoy por la tarde llegamos y podemos descansar el cuerpo. ¡Andele hijo, que el tiempo del sueño llegará! Saque alientos para que viva la vida de romper la montaña! No se me duerma parado!

La visión desaparece. Vuelve a oírse el ruido del motor del planchón que llega a la orilla. Jerónimo hace señales a sus compañeros. Salen varios guerrilleros y toman posiciones. Comienzan a disparar gritando.

GUERRILLEROS

¡Viva la revolución liberal de los Llanos! ¡Viva el Partido Liberal! ¡Abajo los chulos!

La escena queda oscura. Se oye la voz del cura que entona las letanías de la campaña de paz.

LA CAMPAÑA DE PAZ

Del fondo de la escena salen dos monaguillos que inician la procesión. En la mitad, marchando con paso de ganso, Joaquín Robledo con su pecho reluciente de medallas. En Corea fue condecorado con la medalla del valor por acciones libradas contra el enemigo. Detrás viene el cura entonando las letanías. Los siguen dos monjes encapuchados, que llevan enormes cirios, el Ministro de Gobierno con su esposa, con su estandarte del Sagrado Corazón de Jesús, y Armando y su esposa. Todos contestan las letanías del cura. Robledo queda en primer plano, reflejando en su rostro todas las emociones que le produce la escena.

CURA

Por la paz...

CORO

... Te rogamos, Señor.

CURA

Por los noventa y seis soldados alevosamente asesinados en los Llanos Orientales.

CORO

... Te rogamos, Señor.

CURA

Porque reine el sagrado Corazón de Jesus...

CORO

.. .Te rogamos, Señor.

CURA

Por la conservación de la fe...

CORO

... Te rogamos, Señor.

CURA

Por Colombia cristiana...

CORO

... Te rogamos, Señor.

CURA

Del monstruo rojo...

CORO

!Líbranos, Señor!

CURA

Del demonio apocalíptico de las siete cabezas...

CORO

... Líbranos, Señor!

CURA

De los asesinos de Zar...

CORO

!Líbranos, Señor!

Los monaguillos cantan en tono angelical el himno "Es María la Blanca Paloma", mientras alistan los elementos para el discurso del cura y le ayudan a subir al pedestal, desde donde hablará.

Monaguillos (Cantan)

Es María la blanca paloma,
es María la blanca paloma
que ha venido a América,
que ha venido a América
a traer la paz.

Y es por eso que los colombianos,
y es por eso que los colombianos
te llamamos madre,
te llamamos madre,
madre de bondad.

CURA

Hermanos míos, la patria está de luto. Lloramos con inmenso dolor la pérdida de noventa y seis heroicos soldados que ofrendaron sus vidas en aras de una Colombia cristiana. Sus jóvenes vidas fueron segadas por asesinos a sueldo de una potencia extranjera, que ha convertido los Llanos Orientales en un río de sangre y de horror. Es el monstruo rojo, culebra venenosa que quiere invadir con sus ideas las mentes sanas de nuestro pueblo, telaraña de patrañas y traiciones. Oigo el galopar de los cuatro jinetes del apocalipsis en su trajinar de odio y violencia. Los veo galopar con sus capas negras al aire, y sus espadas sangrientas. Escucho sus risotadas siniestras. Vivimos en el dolor milenario de las almas del purgatorio que deambulan como fantasmas en oscuras tinieblas. Su mar de lágrimas es premonición de los días crueles que vendrán, si permitimos afianzarse sobre Colombia cristiana la férula de un Estado totalitario, que disfrazado de ideas liberales... (Señala a Armando. La esposa de éste da un sollozo y se abraza a él)... No es más que la tiranía de las estepas rusas. iSe ha abierto la boca hambrienta del infierno! Maldición para los incrédulos, para los ateos! Hijos míos: Dios omnipotente nos ha señalado el camino. (Señala a Joaquín Robledo). Hoy recibimos a valientes jóvenes que regresan de Corea, donde vivieron horas de horror, y están como siempre dispuestos a ofrendar sus vidas, su sangre, en la batalla definitiva que enfrentan los ejércitos de Cristo en la defensa de los derechos de Dios y de la Iglesia. Hijos míos, no todo es tiniebla. Su Santidad el Papa, el Sumo Pontífice, nos ha escrito desde Roma el siguiente mensaje: (Saca un pergamino y lee mientras un monaguillo agita la campanilla y todos se arrodillan). "Colombia simbolum sensum et vividum religiositatis et catolicitatis est. Religiosus animus sanctum at Quesada, Ojeda, Joane Rei et Belarcazare qui impulsioni at períuntur portas novo mundo. Filii carísimi: rogo ad vos reconciliare vestras questiones et dificultates ín oratione et penitentie, in vice cristiane vite. In nomine patrii et filii et spiritu sancti. Amen". (Da la bendición y se vuelve hacia Armando. Lo mira fíjamente. Todos miran a Armando. Pausa. Armando se decide a hablar y sube al estrado).

ARMANDO

Señores representantes del Gobierno, la Iglesia y las Fuerzas Armadas: el Partido Liberal no podía estar ausente en esta hora de dolor y angustia en que se encuentra sumido el país. Ante ustedes deseo declarar en forma vehemente: el partido liberal, por su propia filosofía, confía más en los métodos civilizados y civilistas que en las estériles apelaciones a la fuerza bruta que nada crea y todo lo destruye. Somos un partido de ideas, creemos en la controversia filosófica y de principios. Por lo tanto, rechazamos cualquier manifestación violenta, y mas aún cuando se trata de envolver el nombre del glorioso partido liberal. En circunstancias tan infaustas rendimos el más emocionado tributo de patriotismo... a la memoria de los jóvenes soldados cobardamente asesinados en los Llanos Orientales. Finalmente, queremos decir (señala a Joaquín Robledo) que vemos en las Fuerzas Armadas la defensa y la representación mismas de las instituciones democráticas. En manos de los soldados héroes de Corea está el que reine la paz (Baja del estrado).

El Ministro de Gobierno felicita a Armando. Las mujeres se abrazan con sonrisas en cámara lenta. Un monaguillo empieza a entonar el himno "Tú Reinarás" y los demás se van sumando poco a poco al canto. Al comienzo el tono es angelical, luego se vuelve marcial, acompañado por el tambor, hasta que al final es furibunda marcha militar. Los monaguillos se dirigen al telón de fondo. Lo abren y aparece el Señor de Monserrate, al Señor Caído como estatua en una carretilla adornada de flores. Dos soldados, veteranos de Corea, lo trasladan al primer plano del escenario, al lado de Joaquín Robledo.

Himno "Tú Reinarás"

Tú reinarás:
éste es el grito
que ardiente exhala nuestra fe.
Tú reinarás, ¡Oh Dios bendito!, pues tú dijiste:
¡Reinaré!

Reine Jesús por siempre,
reine su corazón
en nuestra patria,
en nuestro suelo,
que es de María la nación,
en nuestra patria,
en nuestro suelo,
que es de María la nación.

En la última parte del canto el Señor de Monserrate se levanta y alza el brazo. El soldado Robledo también levanta el brazo y lo estira. Así quedan por un momento estáticos, como recordando el saludo fascista. De pronto Robledo empieza a hablar. Mientras habla se desbaratala escena: el Cristo saca el estandarte; los monaguillos retiran los elementos decorativos; las mujeres de los políticos se van transformando, se quitan la ropa de burguesas hasta quedar de prostitutas de cantina; el cura se transforma en Zamuro; los dos políticos en cantantes de cantina. Los soldados quedan en escena. Se retiran los monjes . Robledo en el centro habla como si se encontrara en medio de una gran plaza pública.

LA CANTINA

Robledo, borracho, habla solo, en medio de la concurrencia de la cantina, que duerme: soldados, prostitutas, Zamuro, la dueña del establecimiento única persona que está despierta y un dueto de músicos de cantina.

ROBLEDO

(Se imagina en una plaza pública). Señores tan representantes de la patria, damas también importantes: deseo que detengan un poco su precioso tiempo... les va a hablar el tigre de Corea, "The Colombian tiger", que llega de una guerra donde los colombianos fuimos los mejores soldados del mundo. Un hombre así como yo, con el temple de una guerra, tiene también sus sentimientos, señoras y señores. Al acero le penetra el llanto. Para un hombre como yo llorar es triste. Un hombre nunca debe llorar, ¿okay? Pero es el momento en que como hombre me invade el recuerdo de mi madrecita, mi madrecita muerta, my mother is dead. Silencio en la noche, ya todo está en calma, el músculo duerme, la ambición descansa. Señores y señoras, you have your mothers, ¿okay? (Se cae y queda dormido. Entra una india guahiba).

DUEÑA

Guahiba de mierda, ¿dónde estaba? Se desaparece ahora, precisamente cuando la cantina está más llena, y nadie para que atienda las mesas. ¿Dónde estaba metida, ¡A ver, conteste! Quién sabe en qué andanzas estará la india esta! Recoja las botellas!

La india recoge las botellas. Al pasar junto a Robledo se le cae una y lo despierta.

ROBLEDO

¿Qué pasa en estos ‘bloody" Llanos Orientales? ¿Qué pasa con la fiesta del sargento Robledo? ¡Everybody, music here!

Los músicos empiezan a tocar "Recuerdo de Madre". Robledo despierta a los demás. Todos bailan la ranchera. El dueto canta.

Dueto (Canta)

Pobrecita de mi madre
con qué lástima murió!
Dormidita se quedó
en un sueño muy profundo
pero desgraciado yo
que quedé solo en el mundo.

Cuando yo me emborrachaba
mi madre me iba a buscar,
donde quiera que me hallaba
ella se ponía a llorar
y si algo me pasaba
ella me iba a consolar...

ROBLEDO

¡Trago para todos!

DUEÑA

Primero me paga lo que me debe.

ROBLEDO

¿Qué? Cree que no tengo dinero? Look here, American money!, y de los buenos. (Sigue bailando. De pronto). ¡Silence! Silencio! (De rodillas se va acercando a la india). Look! Mi madre en persona. My mother conmigo. Con su rostro arrugado. Meciendo una cuna, una madre canta. Ves, look over there. Con su vestido negro. Tú que me trajiste al mundo en medio de dolores y alegrías. No me abandones nunca. Never.

DUEÑA

¡Linda la madrecita que se levantó el sargento!

ROBLEDO

Perdóname, madrecita, todo lo que te he hecho sufrir. He sido un hijo muy malo con la mejor madrecita del mundo. (De pronto descubre que es una india). iEs una india! Una puta guahiba! (La agarra del cuello y la lanza al suelo. La india corre a un extremo de la cantina). Música here, please!

Entra la música del dueto. Robledo baila con la india.

Dueto (Canta)

Para el huérfano no hay sol,
todos se muestran tiranos,
primos, parientes y hermanos
lo avergüenzan en la calle.
A cada paso que doy
hoy que reflexiono es tarde...

ROBLEDO

(A la india). Stop! Silence, please! ¿Qué es lo que estoy viendo? ¡Un coreano, un maldito coreano! Yo te conozco en tus mañas de hombre oriental... esos ojos que tantas veces vi emboscados Ahora te tengo en mis manos. Ahora te puedo ahogar con mi fuerza. (Se lanza sobre la india y trata de ahorcarle. Todos se lanzan a defenderla. Robledo la suelta y se enfrente a los demás). ¿Qué pasa aquí en estos bloody Llanos Orientales? (La india aprovecha la confusión y huye). ¿Dónde está el capitán, dónde está el teniente? Oficiales de mierda que no pelean, que no le dan la cara al enemigo. Son iguales a todos esos bandoleros que merodean por estas selvas, sin mostrarse de cuerpo entero. Aquí está el "Colombian tiger", el tigre de Corea, con ansias de pelea. Come on, capitancito de mierda, teniente sin huevas, oficiales que las charreteras les quedan grandes! Dios mío! (Corre hacia la puerta. Todos se lanzan a detenerlo).

PROSTITUTA

¡Papito, no salga, es peligroso, no vaya!

ROBLEDO

(La empuja con tuerza a un lado). ¿Qué se piensan ustedes que soy yo? Un hombre que le asusta su propia sombra? ¡No! Un hombre que caga valor cuando es necesario. Voy a demostrarles quién soy yo, ¡el sargento Robledo! (Sale).

DUEÑA

Tenga cuidado, sargento. De pronto va y lo mata el sereno.

ROBLEDO

(Al salir lo marea el sereno y cae de rodillas). Corea, Corea, colina 524. Hallo, hallo, my capitán! Escucho miles de ametralladoras chinas. Disparan en las sombras, están encuevados en la cima. Esperan la noche para salir con sus bayonetas de cuatro filos. Okay, okay, my capitán. Bengalas verdes, rojas. La sangre de los tigres no la hiela el miedo. ¡Disparen! Hallo, hallo! Nos invaden, son miles son miles! What happened? (Mira a todos lados, como despertando de una pesadilla). What happened in the bloody Llanos Orientales? (Se para). ¡Aqui está el Colombian tiger! Voy a acabar con toda esa chusma que se cree invencible. ¡Salgan, cobardes! (Avanza con su fusil apuntando al vacío). ¡Salgan, carajo! ¿Dónde están? ¡Den la cara, como los hombres de verdad! (Mira hacia el cielo). Virgencita, virgencita del Carmen, deme siete minutos, seven minutes, para acabar con toda esa parranda de comunistas, red pigs, sonofabítch! ¡Que salga Guadalupe Salcedo, a ver quién es más tigre: él o yo! Salgan, cobardes! (Pausa. Baja el arma y regresa lentamente a la cantina). ¿Se dan cuenta, muchachos? Aquí no pasa nada, en estos Bloody Llanos, ¡nada! (De súbito suena un disparo y Robledo cae herido en el cuello).

La detonación despierta a la gente de la cantina. Todos gritan y se atrincheran detrás de las mesas, las butacas y e! mostrador.

TODOS

¡Nos rodeó la chusma! ¡La gente de Guadalupe Salcedo! ¡La chusma!

Se escucha el corrido del intermedio.

Corrido del intermedio

(Ritmo de kirpa)

Nosotros los comediantes
por unos breves minutos
nos vamos a descansar.
Los invitamos a ustedes
mientras reinicia la pieza
que salgan a meditar,
y después les contaremos
por qué acaba como acaba
aunque sepan ya el final (bis).

INTERMEDIO

RUEDA DE PRENSA

El gobierno nacional ha convocado una rueda de prensa con corresponsales extranjeros, a objeto de informar sobre la situación de orden público que vive el país. Los periodistas esperan al Ministro de Gobierno. Mientras tanto, hablan en la sala. Entra el Ministro de Gobierno, un coronel del ejército y un intéprete. El Ministro se sienta a una mesa, el coronel se coloca junto a un gran mapa del país y el intérprete al otro extremo del escenario. Varios camarógra los filman la escena.

INTERPRETE

Señores periodistas de tan importantes diarios mundiales: para nuestro gobierno es un alto honor tenerlos entre nosotros. El señor Ministro de Gobierno y el señor coronel tendrán con ustedes un amplio diálogo... Les rogamos ser breves, concisos en las preguntas, y, por favor, no hagan comentarios dentro del recinto.

Los periodistas se anuncian con el nombre de sus periódicos. El intérprete da la palabra la periodista gringa.

PERIODISTA GRINGA

Mister Minister, Mister Coronel, l’m from "The New York Times" and I would like to know if the situation in Colombia is due to political uprissing, or if it is a simply question of individual action of groups of bandits. In either case I would like to know it the Colornbian army controls the situation or if you would need military and economic help from the United States goverrnent. Thank you.

INTERPRETE

La periodista desea saber si la situación en el país se debe a un levantamiento de tipo político o simplemente a las acciones aisladas de grupos de bandoleros. También desea saber si el ejército colombiano contrla la situación o si por el contrario necesita la ayuda militar y económica del gobierno de los Estados Unidos.

MINISTRO DE GOBIERNO

Interesante su pregunta. Lo que usted califica de levantamiento no es más que la acción coordinada de grupos de bandoleros que nada tienen que ver con movimientos de tipo político. Son unos pocos grupos financiados desde el exterior, con fines subversivos... El coronel le dará una visión más amplia sobre la situación de orden público...

CORONEL

(Se dirige al sitio donde está colgado un mapa del país). En este mapa ustedes podrán analizar la situación que impera en el país. El ejército controla todo el territorio nacional. Los puntos negros indican los sitios donde operan los grupos de bandoleros. Las flechas verdes indican los sitios que controla el ejército. Como ustedes pueden ver, aquí en los Llanos Orientales aún operan grupos de bandoleros, que en ocho días o a más tardar quince quedarán totalmente eliminados. En lo que respecta a una posible ayuda militar por parte del gobierno de los Estados Unidos, nuestra respuesta es tajante: no la necesitamos.

MINISTRO DE GOBIERNO

En cambio, la ayuda económica sí la necesitamos. Estamos en conversaciones a nivel de gobiernos, discutiendo estos tópicos.

El intérprete concede la palabra a la periodista italiana.

PERIODISTA ITALIANA

iBuon giorno! Fiorella Fiorelli, dei giornale L’ Avanti, di Roma, Italia, Sezione Política lnternazionale. Signor ministro, signor colonnello, loro hanno affermato che il problema di questo paese non é un problema político, bensí é un problema di banditi ed assassini. Ora, io mi domando: tutti questi trecentomila morti, tutti questi donne violentate, tutti questi bambini massacrati, tutti questi, signor ministro, erano banditi ed assassini?

MINISTRO DE GOBIERNO

(Pausadamente). ¿Se dan cuenta, señores periodistas, cómo influye la mala prensa Internacional? (Los periodistas protestan). Las estadísticas pueden con cualquier cifra. Si ha habido uno que otro muerto en el país, el culpable no es el gobierno. Los culpables son los instigadores de la subversión.

El intérprete da la palabra al periodista de la revista Cosmopolitan International.

PERIODISTA DE COSMOPOLITAN INTERNATIONAL

Señor ministro, de la revista Cosmopolitan Internacional. ¿Podría usted decirme si aún existen vínculos entre la dirección del Partido Liberal y los grupos de bandoleros que operan en los Llanos? Tengo entendido que en un principio los liberales apoyaron a esos grupos.

MINISTRO DE GOBIERNO

La dirección del partido liberal, en documento reciente, ha declarado públicamente que nada tiene que ver con esos grupos de bandidos y asesinos, declaración que ha sido recibida con gran beneplácito por parte del gobierno.

El intérprete da la palabra al periodista argentino.

PERIODISTA ARGENTINO

De la revista Crisis, de Córdoba, Argentina. Señor ministro: como el coronel acaba de afirmar, la situación dentro del país es una situación de crisis, por lo cual el ejército debería estar aquí, dentro del país y no fuera. Ahora, yo no me explico, no me cabe en la cabeza, ¿por qué el envío de tropas a Corea?

MINISTRO DE GOBIERNO

Colombia hace parte de una comunidad de países con intereses recíprocos... Colombia respondió de inmediato al llamado de las Naciones Unidas. El coronel lé puede ampliar un poco más la respuesta.

CORONEL

El ejército de Colombia necesita tecnificarse ante nuevas situaciones de guerra... En Corea los militares colombianos aprendimos mucho.

El intérprete otorga la palabra al periodista español.

PERIODISTA ESPAÑOL

De la revista Cantaclaro, de España. Es muy claro que la política internacional colombiana está cambiando. O sea, qué tiene que ver esto con la guerra de Corea? Vosotros antes negociábais con Alemania y España; ahora comerciáis con los Estados Unidos. Ahora, si vosotros lo requerís, de España os podemos enviar una legión que os pacifique esto. Vosotros bien sabéis que mi generalísimo Franco...

Se arma la algarabía entre los periodistas. Algunos califican al español de fascista. El intérprete da la palabra a la periodista brasileña.

PERIODISTA BRASILEÑA

Bom día! O Estado de Sao Paolo. Senhor ministro, senhor Colonel, a opiñiao pública mundial sabe perfeitamente bem que a situacao na Colombia ñao e política, mais uma situacao de miséria, de fame, de desocupacao. Eu quero saber qual é a solucao que oferece a governo, exército, pra este problema.

INTERPRETE

Lamentamos mucho, pero no podemos responder su pregunta por carecer de un traductor para el portugués.

Los periodistas protestan. El intérprete concede la palabra al periodista francés.

PERIODISTA FRANCES

Pierre Jourdain, journaliste de Le Monde á París. Monsieur le ministre, monsieur le colonel: étant donnée d’une parte la situation militaire dont on vient d’entendre la description, état donnée d’une autre part l’ existence en Amérique Latine de plusieurs gouvernements militaires —l’ Argentine, Venezuela, Guatemala, etc—, alors... est-ce qu’ on peut écarter l´eventualité, de la part de l’ armée, d’ un coup d’état?

INTERPRETE

Dice que en toda América Latina hay en este momento gobiernos militares, y como se ha mostrado en el mapa, el ejército domina la situación. Quiere saber si habría alguna posibilidad de que se diera un golpe de Estado, por parte de los militares.

CORONEL

El ejército colombiano respeta la Constitución Nacional. Es un ejército sin tradición golpista. A diferencia de otros ejércitos de Latinoamérica, el colombiano es un cuerpo estrictamente profesional.

PERIODISTA ITALIANA

(A otro periodista). Professonisti della morte.

CORONEL

En las actuales circunstancias un golpe de Estado sería un despropósito moral.

La rueda de prensa se levanta abruptamente. Los periodistas protestan. Se escucha un corrido.

Corrido "El papel aguanta todo"

(Ritmo de carnaval)

El papel aguanta todo
y así convierte la mentira en realidad
y con engaño y mentiras
politiqueros de ascenso
en ascenso van.

Pero la mil veces muerta
es la guerrilla que vive
y peleando está.
Y aunque se encuentra emboscado
el guerrillero donde apunta el tiro da,
el guerrillero donde apunta el tiro da. (Bis)

LA CARTA

Un grupo de guerrilleros del comando de Guadalupe, encabezado por Jerónimo, se prepara para dar un golpe esa noche. Esperan a don Floro y a sus hombres para realizar la acción conjunta. Don Floro con sus hombres prepara una mesa. Hay alegría en los dos grupos.

JERONIMO

(Se dirige hacia dónde está don Floro). Bueno, don Floro, ya nos está cogiendo la tarde. Si no damos el golpe a la madrugada, perdemos la oportunidad.

DON FLORO

Pero, muchachos, ustedes ya me conocen: yo a la pelea no le escabullo. Siempre estoy dispuesto a dar la cara al enemigo, frente a frente y dando plomo, ¿o no?

JERONIMO

Eso ya lo sabemos, don Floro. Por eso estamos haciendo acciones conjuntas. Porque conocernos a sus hombres en la pelea y sabemos quién es usted, don Floro.

DON FLORO

Muchachos, quiero darles una sorpresa.

JERONIMO

¿Cuál sorpresa, don Floro?

DON FLORO

iJerónimo Zambrano! Venga aquí a mi lado!

Las mujeres han traído bandejas con vasos de aguardiente que reparten a los guerrilleros.

DON FLORO

(A Jerónimo, quien se le ha acercado). Alístese de cuerpo para que no se me vaya a caer por la sorpresa. Este Jerónimo, tan jodido, ¿no?, me dejó para ¡rse con el comandante Guadalupe. Pero yo no le guardo rencor. Todo lo contrario, orgullo es lo que siento de que ahora esté con mi comandante Guadalupe y eso basta. (Levanta su vaso para brindar. Todos alzan sus copas). ¡Viva el partido liberal!

CORO

¡Vivaaa!

DON FLORO

¡Viva la Dirección Liberal!

CORO

iVivaaa!

DON FLORO

¡Viva la revolución liberal de los Llanos Orientales!

CORO

iVivaaa!

DON FLORO

¡Viva el comandante Guadalupe Salcedo!

CORO

¡Vivaaa!

JERONIMO

Don Floro nos tiene pariendo con la sorpresa.

DON FLORO

Muchachos, aquí está la sorpresa. (Saca una carta). ¡Es una carta de la Dirección Liberal! En ella nos dicen que la situación del país está ya casi arreglada. Que hay acuerdos entre la Dirección Liberal, el gobierno y el ejército. Es decir, que ya casi es la paz. Por lo tanto, muchachos la Dirección Liberal nos ordena, de hoy en adelante, suspender toda acción armada aquí en los Llanos Orientales. ¿Qué les parece? iEs la paz! Ni un tiro más.

Los hombres de Jerónimo se miran desconcertados y hablan entre sí.

DON FLORO

¡Viva la Dirección Liberal Nacional!

Los hombres de Jerónimo no contestan el brindis. Sólo lo hacen los de don Floro.

JERONIMO

¡Don Floro!

DON FLORO

¿Qué pasa?

JERONIMO

Perdone, don Floro, pero nosotros no podemos hacer ese brindis.

DON FLORO

¿Pero. ustedes no han entendido la importancia de esta carta, o qué?

JERONIMO

Francamente, don Floro, no entendemos porqué vamos a suspender las acciones armadas, precisamente ahora que estamos ganando, que ya estamos en condiciones de golpear al enemigo. Que ya se encerraron en sus retenes. Que ya no quieren salir a patrullar. Y usted sabe que con la sorpresa les podemos caer a los sitios donde se encuentran encuevados. Francamente, don Floro, no entendemos esa orden.

DON FLORO

Vean, muchachos, yo entiendo que ustedes no entiendan. Pero lo que ustedes tienen que entender es que esto significa la paz. (Los hombres de Jerónimo protestan). Eso quiere decir que podemos sacar el ganado. Yo puedo volver a mi hato. Hay trabajo para todos mis hombres. Usted, Jerónimo, si quiere puede volver a ser el caporal de mi hato. ¡Con un tirito mal dado no vamos a tirarnos todos los acuerdos de la Dirección Liberal!

JERONIMO

(Se enfrenta a don Floro). ¡Ahora sí tenemos cartas con órdenes de la Dirección Liberal! ¿Por qué antes no? Siempre esperamos fusiles, pertrechos, drogas, ¿y qué llegó?: Una orden que es muy rara. Mire, don Floro, si estamos en tregua, ¿por qué tienen a tantos compañeros presos en los pueblos? ¿Por qué están lanzando a la población civil desde los aviones?

GUERRILLERO

¡Qué vamos a cumplir esa orden ahora que estarnos ganando! Vamos a dar el golpe!

Los hombres de Jerónimo tratan de retirarse.

DON FLORO

¡Un momento! (Todos se detienen). ¿Ustedes son liberales, o qué?

TODOS

¡Pues liberales!

DON FLORO

Pero unos liberales muy raros. Unos liberales que no obedecen las órdenes de la Dirección Liberal. Lo que pasa es que ustedes ya tienen ideas distintas en la cabeza. ideas diferentes. Ideas que no son de aquí. Ideas foráneas. (Pausa. Mira desafiante a los guerrilleros). Yo no doy un tiro más!

JERONIMO

Eso está muy claro, don Floro. Usted no da un tiro mas porque no le interesan los hombres. Su interés siempre ha sido por sus vacas.

Don Floro hace una seña a sus hombres. Dos de ellos, armados, se colocan detrás de su jefe, encañonando a los de Jerónimo.

DON FLORO

Y si disparo un tiro más, yo ya sé contra quién va dirigido.

JERONIMO

Nosotros también sabemos contra quién vamos a disparar. Y no dejaremos las armas hasta que caiga el gobierno conservador. Y en una reunión de comandantes vamos a ver quién es el que manda en la revolución de los Llanos: o nosotros, o la Dirección Liberal!

DON FLORO

¡Pues yo estoy dispuesto a ir a cualquier reunión, donde sea, como sea y cuando sea! (Muy calmado). Pero no doy un tiro más.

Todos se quedan estáticos, desafiándose. Se oye el corrido de la reunión llanera y el contrapunteo.

Corrido de la reunión llanera

(Ritmo de gaván)

La llanura se hizo hombre
cuando hicimos reunión
y de todos los comandos
llegó representación.
Y así vinieron llegando
de toda la población
de Casanare y Arauca,
de Tame y Puerto Rondón.
De Orocué y de Puerto López
llegó otra delegación.
Estando todos reunidos,
comenzó la discusión.

Contrapunteo

(Ritmo de zumba que zumba)

HOMBRE DE JERONIMO

Tome nota, camarita,
de este punto ya aprobado,
en esta reunión llanera
los comandos concluimos
que las juntas de vereda
gobernarán sus poblados
para ser por ellos mismos
libremente gobernados.

HOMBRE DE DON FLORO

Estando aquí reunidos
yo le quiero a usted decir
que no todos los llaneros
esa ley van a cumplir,
porque nadie está por encima
del llanero corcovero
cuya ley yo ya la tengo
en mi hato de Angosturas.

HOMBRE DE JERONIMO

Aunque usted sea Floro Rojas,
hombre bravo y corcovero,
con voz clara y resonante
digo en nombre de los llaneros,
si llegamos a este acuerdo
no es para salir desunidos
y en un estado mayor
los comandos reuniremos.

HOMBRE DE DON FLORO

Yo soy hombre bien templado,
con cojones y fusil
y no voy a obedecer
ningún comando central.
Si estoy en este río
es que soy muy liberal,
y en la ciudad se decide
lo que aquí se debe hacer.

HOMBRE DE JERONIMO

En el llano azul abierto,
las tierras como el ganado,
las herramientas y el agua
son de quien las ha sudado,
y en este río tan ancho
no existirán diferencias,
las mujeres y los hombres
tendrán un sol en su sombra.

HOMBRE DE DON FLORO

¿En cabeza de cuál hombre
se puede meter la idea
de que todo lo que existe
bajo de este sol llanero
sea de todos, para todos
y que nada tenga dueño?
Yo mi vaca no reparto
ni en cuatro ni en tres pedazos.

HOMBRE DE JERONIMO

La bravura de un guerrero
que está solo en la llanura
se la arrastra un viento flaco
y los cachos de una vaca.
Por eso con Guadalupe
como jefe de estos Llanos
buscaremos a otros hombres
que también están peleando.

HOMBRE DE DON FLORO

Pues escuche, caballero:
no estoy solo en la llanura,
si buscan otras ideas
que huelen a comunismo
van a saber quién es Floro
con su hato y con sus peones,
porque yo no estoy de acuerdo
con estas revoluciones.

HOMBRE DE JERONIMO

Ponga cabeza al asunto
y cien metros de atención,
que si usted no está de acuerdo
con esta revolución,
su cabeza y propiedad
pronto serán como un río,
ay!, como un río
que no encontrará la mar.

EL COMPLOT

Sale al escenario un grupo de burgueses. Se mueven lentamente y miran fíjamente al público. Siempre sonríen y saludan con elegantes movimientos de cabeza a determinadas personas del público. Entre ellos jamás se miran ni conversan. A los dos extremos del escenario hay unos paneles, que significan dos recámaras privadas. Entre los burgueses están Armando, su esposa, Margarita, su esposo, el Ministro de Gobernación, su esposa y Monseñor. De pronto, muy disimuladamente, Armando y Margarita entran a la recámara de la derecha.

ARMANDO

(Lleno de fogosidad). Margarita, amor mío, ¿cuándo llegaste? No veía la hora de tu regreso.

MARGARITA

(Lo abraza apasionada). Te extrañé mucho. ¿Cómo anda la patria?

ARMANDO

La situación está inaguantable. Esas gentes de los Llanos se nos han salido de las manos. Hay una completa rebelión contra la Dirección Liberal. Han unificado sus comandos. Han nombrado a Guadalupe Salcedo jefe supremo. Se pasean por los hatos como si fueran los dueños. Y, lo más grave, amor mío: piensan unirse a otros grupos que tienen una definida orientación comunista.

MARGARITA

¡Imposible! Desagradecidos! Después de todo lo que hemos hecho por ellos!... Armando, cría cuervos y te sacarán los ojos. Pero no importa, amor mío, mi marido ha dejado todo arreglado en los Estados Unidos. Se han vuelto a abrir las puertas de los empréstitos, ha renacido la confianza de los sectores financieros hacia nosotros, pero. .. Armando, amor, ellos piden garantías. No van a invertir, así como así, en un país como se encuentra el nuestro. De manera, amor mío... que aquello... (Armando, muy asustado trata de callarla). A lo que tanto temor le teníamos... (Pausa). ... Hay que hacerlo... no puede pasar de hoy. ¡Esta misma noche! Hagámoslo! (Repentinamente Armando la abraza con brutal pasión).

ARMANDO

¡Cómo te amo, Margarita! Pero, sabes, amor, siento temor. Así como de golpe.

MARGARITA

Tienes razón vida mía. Recuerdo hace unos años cuando intentamos hacerlo y no pudimos. Pero ahora podremos. ¡Lo sé! Ya no tengo escrúpulos. ¡Esta noche o nunca, vida mía!

ARMANDO

Y tu marido... ¿está de acuerdo?

MARGARITA

Duda. Pero yo me encargaré de él.

ARMANDO

Hasta la noche, vida mía.

MARGARITA

Hasta la noche, mi amor. (Sale de la recámara sonriente, se mezcla en el grupo de burgueses y disimuladamente pasa al otro extremo del escenario. Entra con su marido en la recámara de la izquierda). Todo está dispuesto para hacerlo esta noche, con Armando.

MARIDO DE MARGARITA

¿Con Armando, tan sólo con él?

MARGARITA

Bueno... si tú quieres, podremos hacerlo con alguien más. Solamente tú puedes decidir con quién más.

MARIDO DE MARGARITA

Está bien, hablaré con Armando. (Margarita y su marido salen de la recámara. El marido pasa a la recámara de la derecha y entra en ella. Siempre con gran disimulo).

ARMANDO

¡Doctor! ¿Le sentó muy mal el viaje? Está usted muy demacrado. ¿Qué le pasa, está enfermo?

MARIDO DE MARGARITA

¡Vamos al grano! Esta noche lo hacemos!

ARMANDO

¿Pero usted, doctor, lo ha pensado bien?

MARIDO DE MARGARITA

Tengo mis escrúpulos. Pero a veces la realidad se impone a la moral.

ARMANDO

Bueno, doctor, ahora usted debe hablar con Monseñor, porque, como usted sabe, en estos casos la aprobación eclesiástica es muy importante.

MARIDO DE MARGARITA

¡Yo con Monseñor no hablol

ARMANDO

Pero, doctor, usted es el único que puede convencerlo para que él convenza a los otros. Hágalo por lo que usted más quiera, hágalo por el partido liberal...

MARIDO DE MARGARITA

(Duda, mueve la cabeza y al fin se decide). Está bien. Llámelo.

Armando sale. Hace una seña a Monseñor. Este entra a la recámara y se encuentra con el marido de Margarita.

MARIDO DE MARGARITA

Su Eminencia, ya está todo arreglado. Esta noche lo hacemos.

MONSEÑOR

¿Cómo? ¿Así de golpe? ¿Sin preparativos? Doctor, en estos casos la Iglesia es muy precavida.

MARIDO DE MARGARITA

Su Eminencia sabe que no hay otro camino.

MONSEÑOR

Usted sabe que la Iglesia tiene muchos intereses que defender. Alúmbrame, Dios mío!: ¿Hacerlo o no hacerlo? ¡Qué problema! (Monseñor medita un instante). ¡Doctor, hagámoslo! Tengo un presentimiento casi, casi divino.

MARIDO DE MARGARITA

Eminencia, ahora sólo hace falta que usted hable con el ministro. Estoy muy seguro de que él no va a querer hacerlo con nosotros.

MONSEÑOR

¿Con el ministro? Va a ser difícil convencerlo de que haga una cosa corno ésta. Pero todo sea por el amor de Dios...

Sale, atraviesa el escenario y se coloca precipitadamente con el ministro en la recámara de la izquierda.

Doctor, todo está listo para esta noche.

MINISTRO DE GOBIERNO

Pero, Eminencia, yo no le tengo mucha confianza a esa gente para hacerlo así, como de golpe.

MONSEÑOR

Yo tampoco le tengo mucha confianza. Pero hay que hacerlo. Es hora de enterrar los odios. No queda otro remedio. De lo contrario, nos hundimos.

MINISTRO DE GOBIERNO

Está bien, Eminencia. Esta noche lo hacemos.

En la mitad del escenario aparece una mesa larguísima. Los burgueses se dividen en dos grupos: los liberales —Armando y su esposa, Margarita y su marido— y los conservadores —Monseñor, el Ministro de Gobierno y su esposa—. No se saludan ni se miran. Se sientan en dos grupos a un extremo de la mesa. Entra el Presidente y se coloca al otro extremo. Todos se ponen de pie y lo saludan. La atmósfera es tensa.

TODOS

¡Excelencia! (Se sientan).

PRESIDENTE

¿A qué se debe el honor, del honor de visita de grupos tan selectos?

LIBERALES

(En Coro). Vinimos así. Excelencia, de golpe.

CONSERVADORES

(En Coro). Preocupados por el estado... Los dos grupos siempre van a hablar en coro.

LIBERALES

... de su salud, Excelencia.

PRESIDENTE

¿Mi estado? Mejor que nunca, señores. Las últimas prescripciones han sido muy eficaces.

CONSERVADORES

Pero Su Excelencia necesita distracciones.

LIBERALES

Se le ve agotado.

CONSERVADORES

Por eso vinimos a proponerle...

LIBERALES

...que hagamos...

CONSERVADORES

... un juego. Que le quite de encima...

LIBERALES

... los problemas del Estado...

MARGARITA

(Se para y mira a los lados). ... de su salud, Excelencia. (Risas).

PRESIDENTE

¡Qué amables! ¿Y después de tantos años de separación entre ustedes, se han unido así... de golpe, sólo para eso? (Risas). Está bien... juguemos... Pero recuerden que en esto de los jueguitos soy muy afortunado. ¡Siempre gano!

LIBERALES

De malas en el amor...

CONSERVADORES

de buenas en el juego!

Todos ríen.

PRESIDENTE

(Cortante). ¿Cuál es el juego?

CONSERVADORES

Muy sencillo, y rápido.

LIBERALES

A la carta mayor.

CONSERVADORES

A la carta sangrienta.

PRESIDENTE

Está bien. Sáquenla.

LIBERALES

No, no, no. Usted primero, Excelencia.

CONSERVADORES

Póngala, Su Señoría, sobre la mesa.

PRESIDENTE

¡La mía es el rey! (A los liberales). ¿Y la de ustedes? Los liberales cuchichean un breve instante. Los conservadores se inclinan para escuchar.

LIBERALES

(Miran sonrientes al Presidente y hablan en coro). Pasamos. (Los consentadores lanzan un suspiro de alivio).

PRESIDENTE

(A los conservadores). ¿Y la de ustedes?

Los conservadores cuchichean. Los liberales se inclinan para oír.

CONSERVADORES

Pues, también pasamos.

Los liberales suspiran de alivio.

PRESIDENTE

¡Entonces, he ganado! Buenas noches! (Intenta retirarse).

LIBERALES

(Se levantan violentamente). ¡Un momento, Excelencia!

CONSERVADORES

(Con mucha calma y mansedumbre). Excelencia, un momento.

PRESIDENTE

(Se vuelve irritado y se sienta de nuevo). ¿Qué pasa?

Se miran unos a otros y sonríen. Uno por uno va poniéndose de pie.

MARGARITA

Lo que pasa...

ARMANDO

... Excelencia...

MARIDO DE MARGARITA

... es que...

MUJER DE ARMANDO

... ahora ...

MONSEÑOR

... así de golpe...

ESPOSA DEL MINISTRO

... entre todos...

MINISTRO

... Excelencía...

MARGARITA

... tenemos...

ARMANDO

...Ex-Excelencia...

TODOS

(En Coro) ... una sóla carta! (Sacan un quepis y lo colocan sobre la mesa).

Redoble de tambores y gritos de mandos militares mientras se cambia la escena.

LAS LAVANDERAS

Una patrulla del ejército cruza el escenario. Al fondo, en primer plano, dos lavanderas arrodilladas lavan ropa al borde de un río. Vuelve a pasar la misma patrulla y se detiene mirando a las lavanderas. Joaquín Robledo, con el cuello enyesado, da voces de mando y designa a un soldado para que se dirija hacia ellas. Durante esta acción se escucha un altavoz.

ALTAVOZ

¡Atención atención! A la población civil de los Llanos Orientales: el nuevo gobierno de las Fuerzas Armadas avisa a la población civil de los Llanos Orientales que debe colaborar con los miembros del ejército en su campaña de paz, de justicia y de libertad.

SOLDADO

(A las dos mujeres). ¿Quién de ustedes es Oliva Torres?

OLIVA

Yo. ¿Se le ofrece algo?

SOLDADO

¿Usted conoce a Jerónimo Zambrano?

OLIVA

¿Yo? No, señor.

SOLDADO

Lo buscamos porque se voló con veinte hombres y varios fusiles. Queremos que arregle su situación, que se entregue para darle su salvoconducto y que legalice su situación.

OLIVA

Ya le dije que no lo conozco.

SOLDADO

¿Cómo que no lo conoce? Nosotros tenemos información de que usted lo conoce.

OLIVA

Se equivoca. Yo vivo sola.

SOLDADO

¿Solita?

OLIVA

Ya le dije que sola.

SOLDADO

Conque solita está viviendo la Olivita... (Ha descubierto el pantalón que lava Oliva). ¿Y para vivir tan solita necesita pantalones de hombre? (Se agacha y recoge los pantalones).

LAVANDERA 2

(Arrebata los pantalones al soldado). Mire, soldado, esos pantalones son de mi marido. Oliva es mi vecina y lavamos juntas.

SOLDADO

Buena gente la Olivita, ¿verdad?

LAVANDERA 2

(Se levanta para irse). Oliva, voy a traer un jabón. Ya vuelvo.

SOLDADO

(Se ha retirado un poco de Oliva. Mientras le habla vigila que nadie lo sorprenda). Oiga, Oliva, una miradita!... (La mujer no contesta).

SOLDADO

Muestre, a ver, esos ojitos! No sea mala. (Pausa). Una sonrisita! Muéstreme esa jetica! Usted sabe lo que me gusta. Oiga, Oliva, yo ya la había visto en el pueblo.

OLIVA

Pero, qué es lo que quiere?

SOLDADO

No se haga, no se haga... ¿Qué quiere un hombre cuando le gusta una mujer tan hembra como usted, Olivita?

OLIVA

Yo no quiero compromisos.

SOLDADO

Oliva, no se me haga la difícil. Si le propongo algo que tiene que ver con mis sentimientos, pues es porque usted me gusta. Además, Oliva, usted bien sabe que se encuentra metida en un lío grande. Mi sargento Robledo sabe muy bien que usted conoce el paradero de Jerónimo. Pero yo puedo agachar la vista y decir en el retén que no la he visto. Entonces, Oliva, conmigo puede evitarse líos. Y se lo digo de verdad. Nada le pasará. Yo soy un hombre de verdad.

OLIVA

Usted se equívoca conmigo.

SOLDADO

Mire, usted se viene conmigo y le echamos tierra al asunto del Jerónimo. ¿Qué dice?

OLIVA

¡Ya le dije que no!

Entra un grupo de lavanderas en compañía de la lavandera 2.

SOLDADO

Oiga, mire que...

LAVANDERA 3

Soldado, ¿qué pasó con los mercados que no aparecieron el domingo?

SOLDADO

No se preocupe. mi doña, que ya le llegan.

LAVANDERA 4

Y mi marido que ya tiene salvoconducto, y nada que le dan trabajo?...

SOLDADO

¿Pero qué se cree usted, que el ejército puede hacer milagros?

LAVANDERA 2

No tanto como milagros, pero que traigan los mercados.

El soldado sale. La lavandera 2 atisba que el soldado esté lejos y se dirige muy afanada a las otras lavanderas.

LAVANDERA 2

¿Se dieron cuenta? ¡Ese soldado descubrió a la Oliva!

LAVANDERA 3

Oliva, lo que tiene que hacer es largarse y decirle al Jerónimo ese que se entregue, que no joda más, que por culpa de esos testarudos nos van a perjudicar a todos.

LAVANDERA 4

Pero, ¿qué más quieren? Ya cayó el gobierno de los godos, hay paz en los Llanos y hasta Guadalupe está en negociaciones con los militares. Oliva, ¿usted ya vió la foto que están repartiendo donde aparece Guadalupe Salcedo hablando con los militares?

LAVANDERA 5

Yo sí creo que Jerónimo hasta tiene razón. ¿Pues, qué? ¿Nos han cumplido las promesas? No hay trabajo para los hombres, las reses que nos ofrecieron no aparecen. Lo único que se puede es andar por ahí tranquilo y nada más.

LAVANDERA 3

Usted deje de meterle vainas en la cabeza a la Oliva. Ella lo único que tiene que hacer es largarse y decirle al Jerónimo ese que se entregue y que deje las cosas en paz.

OLIVA

¿Y ustedes piensan que si Jerónimo se entrega con los hombres y los fusiles le van a respetar la vida?... (Pausa). ¿Ustedes creen que le van a respetar la vida?

Las mujeres quedan en silencio. No responden. Oliva se levanta, recoge el pantalón que está extendido y lo dobla.

LAVANDERA 2

Oliva, ¿usted sí sabe dónde encontrar a Jerónimo?

OLIVA

(Las mira a todas un momento y después responde con firmeza). Sí. (Sale).

LAVANDERA 3

El ejército tampoco puede resolver todo de un día para otro. Ahí están tratando de hacer lo que pueden de todas maneras.

LAVANDERA 2

¿Pero qué es lo que están haciendo comadre? Los hombres de este comando ya se entregaron, ¿y qué? No les han dado trabajo y hasta para ir a cualquier lado hay que pedir permiso, y ¡ay de que uno se vaya sin esos permisos! Ahí sí que lo joden!

LAVANDERA 4

Pero hay paz en los Llanos. Ya no están matando a la gente.

LAVANDERA 5

No se crea, comadre, muchos son los presos.

LAVANDERA 3

Dejen el escándalo y más bien recen para que las cosas no se vuelvan a dañar.

Entra el soldado con Joaquín Robledo y don Floro.

ROBLEDO

¿Quién de ustedes es Oliva Torres?

LAVANDERA 2

Ya se fué. Hace un momento estaba aquí.

ROBLEDO

Pero se fue muy rápido.

LAVANDERA 3

A lo mejor ahora vuelve, sargento.

ROBLEDO

Yo no las entiendo a ustedes. El ejército lo que busca es pacificar los Llanos. Que impere la justicia, que haya trabajo para todos. Que los hombres que estaban o están en la guerrilla se entreguen para que puedan trabajar en paz, reconstruir lo que perdieron, levantar un hato con la ayuda del ejército, que ya les está dando créditos. Estamos haciendo todo lo posible para que la situación se flormalice, pero ustedes, que son las más beneficiadas, tienen que colaborar. Vamos a ver, ¿quién sabe dónde vive Oliva Torres?

Las mujeres callan. Ninguna contesta. Robledo se precipita irritado sobre las lavanderas, pisando la ropa extendida.

ROBLEDO

¡Lo que ustedes quieren es que esto se vuelva a dañar! Por eso no quieren decirnos donde se encuentra Jerónimo Zambrano. Les damos salvoconductos, trabajo. ¿Qué más quieren. carajo? Qué más quieren? (Bajando un poco la voz). Quién de ustedes sabe dónde vive Oliva Torres?

Las mujeres continúan en silencio. El soldado señala a la lavandera 2.

SOLDADO

Mire, mi sargento, esa mujer es la que sabe. Ella es vecina de la Oliva. Seguro.

ROBLEDO

(A la lavandera 2). Camine, nos lleva a la casa de Ohiva.

LAVANDERA 2

No he terminado de lavar.

ROBLEDO

Sus compañeras le ayudan.

DON FLORO

Camine, nos dice dónde vive la Oliva. Después vuelve a lavar. No le va a pasar nada.

La lavandera 2 se levanta. Robledo y el soldado la sacan. Don Floro regresa a hablar con las lavanderas.

DON FLORO

Muchachas, ustedes deben entender que es por poco tiempo. El partido liberal logró que los militares se tomaran el poder pero para tumbar a los godos. Había que hacerlo. Ellos estarán poco tiempo en el gobierno, luego vendrán las elecciones y los liberales volveremos a mandar en el país. (Las mujeres callan. Una a una se levantan y salen. Don Floro insiste). Todo va a volver a ser como antes. Habrá trabajo para todos. Eso traerá beneficios para todos. Vayan y convenzan a sus maridos. Díganles que es por poco tiempo. Que tengan un poco de paciencia, nada más. (Todas las mujeres han salido. Don Floro queda solo en el escenario. Se vuelve al público). ¡Un poco de paciencia! Los militares van a estar en el gobierno, pero por muy poco tiempo. Después nosotros los liberales volveremos a mandar en el país. Esto será por unos pocos meses, por unos pocos días... (Sale lentamente del escenario mirando al público).

LA ENTREGA

Desde el fondo del escenario salen parejas de burgueses liberales. Armando y su esposa, Margarita y su marido. También conservadores: el ministro de Gobierno y su esposa, un cura. Van vestidos de blanco, dando la cara al público. Entre ellos hay oficiales del ejército gubernamental y, en medio, un general de la república. El grupo gira sobre sus talones y da la espalda al público. Quedan al frente de la guerrilla, que se supone está al fondo del escenario. Se escucha un altavoz.

ALTAVOZ

(Con voz pausada, mientras entran los burgueses y los oficiales). Atención, atención! Nos encontramos en un lugar de los Llanos Orientales. El gobierno de las Fuerzas Armadas está dispuesto a recibir las armas de manos del Comandante Guadalupe Salcedo y de sus hombres, hoy, 13 de septiembre de 1953. Son las once de la mañana de un esplendoroso día de sol...

El General se desprende de la fila de burgueses y habla. Mientras pronuncia su discurso, los burgueses se van abanicando. El calor es cada vez más insoportable. Además, los pican los zancudos. Van poco a poco perdiendo la compostura y al final muestran descaradamente su fastidio por el calor y los mosquitos.

GENERAL

(Con saludo militar). Comandante Guadalupe Salcedo, jefe de las guerrillas de los Llanos Orientales: yo, como general de la república, me siento profundamente emocionado al traerle a usted y a sus hombres en este día glorioso el mensaje del gobierno de paz, justicia y libertad. Y ante el país y ante la historia me comprometo a dar cumplimiento a todas nuestras promesas de paz, trabajo, crédito, ganado y tierras que propone el gobierno. ¡No más odios partidistas! Por este momento histórico, con su actitud gallarda y noble, impulsado por sus ideas liberales, la patria sabrá agradecerle, Guadalupe Salcedo. Comandante José Guadalupe Salcedo Unda:

(Saluda militarmente) en nombre del gobierno de las Fuerzas Armadas le garantizamos la vida a usted y a sus hombres ... le garantizamos la vida... (La voz del general se va enrareciendo a medida que repite la frase "le garantizamos la vida").

Poco a poco el grupo de burgueses y el general abandonan el escenario. Por el altavoz se escucha ahora la voz del militar que conmina a Guadalupe Salcedo y a sus hombres a entregarse. El escenario queda totalmente vacío. Suenan sirenas de radio patrullas como en la primera escena.

ALTAVOZ

Le garantizamos la vida. ¡Atención, atención... Guadalupe Salcedo! Usted está completamente cercado por las fuerzas del orden. Le damos cinco minutos para que salga con las manos en alto. Guadalupe Salcedo, le garantizamos la vida si sale con las manos en alto. Guadalupe Salcedo, le quedan cuatro minutos para salir con las manos en alto. Le garantizamos la vida. Guadalupe Salcedo, le quedan tres minutos. Repito: le quedan tres minutos.

Silencio total. Aparece Guadalupe Salcedo con el rostro enmascarado en blanco y con las manos en alto. Se dirige lentamente al centro del escenario. Se detiene. Se escucha un tiroteo cerrado. Cae Guadalupe Salcedo. Salen los actores cantando el corrido final.

Corrido final

Con respeto y con su venia
les pedimos su permiso
y aunque dejen esta sala
mediten bien lo que han visto.
Esta historia que contamos
los invita para que piensen
que los tiempos del pasado
se parecen al presente.

Los de arriba, bien arriba
al pueblo prometen mucho
para que olvide su historia,
su vida y su propia lucha.

Hay quienes viven y olvidan
tan fácil como ellos sueñan.
No debe entregarse el hombre
sin pensar en lo que entrega.

Con respeto y con su venia
les pedimos su permiso
y aunque dejen esta sala
mediten bien lo que han visto.

FIN"

Bigrafia Ionesco

Bigrafia Ionesco

EUGENE IONESCO
Eugène Ionesco nace en Rumania el 31 de diciembre de 1912, pero antes de cumplir su primer año de vida, su familia se instala en París.

Su primera pieza "La cantante calva", estrenada en mayo de 1950 lo lanza a la fama, permaneciendo en cartel por más de 20 años.

En 1969 le otorgan el gran premio de las Letras de Mónaco y en 1970 es nombrado miembro de la Real Academia Francesa.

En "La improvisación del alma", Ionesco habla del teatro, la crítica dramática y el público; expone en ella sus puntos de vista y nos

BIOGAFÍA DE SAMUEL BECKETT

BIOGAFÍA DE SAMUEL BECKETT

Samuel Beckett nació en Foxrock, cerca de Dublín, en 1906. Hijo de padres protestantes de clase media, estudió en el Trinity College de Dublín. En 1933, después de una estadía infructuosa en Londres, emigró a París. Allí conoció al escritor James Joyce (Ulises, Dublineses) otro dublines renegado, quien ejerce gran influencia en la obra de Beckett. Durante este período escribe Murphy (1938), la cual comienza con la célebre frase "El sol brilló, al no tener otra alternativa, sobre lo nada nuevo".

En 1940 Beckett se unió a la Resistencia Francesa y en 1942 huye a la Francia Libre perseguido por la Gestapo. En los años cincuenta comienza su período más prolífico con una trilogía de novelas: Molloy (1951), Malone meurt (1952) La Innommable (1953). El 5 de enero se estrenó en París En Attendant Godot causando un impacto rotundo, sensacional y fulgurante hasta tal punto que el resto de su obra ha quedado en relegado a segundo término. Además de la ya mencionada trilogía, escribe las piezas teatrales Krapp's Last Tape (1959), Play (1964), además de otras piezas y textos varios para radio, televisión y cine.

En 1961 le otorgan el premio Prix Formentor por su contribución a la literatura mundial y en 1969 gana el premio Nobel de Literatura.

Biografia Peter brook

Biografia Peter brook

EL TEATRO SAGRADO

Por Peter Brook

Peter Brook nace en Londres, en 1925. Se gradua allí en Artes en Oxford. Entre 1947 y 1950 es director de la Royal Opera House. En la actualidad es director del Centro Internacional de Investigación Teatral que funda en París en 1971. Lleva a escena sus primeras obras teatrales con apenas veinte años. Inicia entonces una amplísima labor creadora en los territorios del teatro, el cine y la ópera. El criterio de dirección de Peter Brook es uno de los más deslumbrantes e influyentes del teatro contemporáneo. Sus mayores éxitos consisten en diversas escenificaciones de obras de Shakespeare; su experiencia con el Teatro de la Crueldad que culmina con Marat/Sade (1964); y la puesta en escena de El Mahabharata(1987).

Peter Brook integra la creación teatral con un impulso reflexivo. Así ha generado diversas obras donde intenta pensar las vetas de sentido que atraviesan el hecho teatral. Aquí le presentaremos, en este momento de Temakel, parte de un capítulo de El espacio vacío; un capítulo dedicado a la meditación sobre lo sagrado en el teatro. Brook nos propone recordar, y acaso volver a experimentar, un instante histórico inicial donde el teatro era ceremonia iniciática, espacio de magia hechicera, latido de un rito sagrado. En esta búsqueda, Brook recuerda los teatros en Oriente, en las culturas arcaicas y la indeleble huella del Teatro de la Crueldad de Artaud, quien bregó por el resurgimiento del manantial de lo sagrado en la escena.



Lo llamo teatro sagrado por abreviar, pero podría llamarse teatro de lo invisible-hecho-visible: el concepto de que el escenario es un lugar donde puede aparecer lo invisible ha hecho presa en nuestros pensamientos. Todos sabemos que la mayor parte de la vida escapa a nuestros sentidos: una explicación más convincente de las diversas artes es que nos hablan de modelos que sólo podemos reconocer cuando se manifiestan en forma de ritmos o figuras. Observamos que la conducta de la gente, de las multitudes, de la historia, obedece a estos periódicos modelos. Oímos decir que las trompetas destruyeron las murallas de Jericó; reconocemos que una cosa mágica llamada música puede proceder de hombres con corbata blanca y frac, que soplan, se agitan, pulsan y aporrean. A pesar de los absurdos medios que la producen, en la música reconocemos lo abstracto a través de lo concreto, comprendemos que hombres normales y sus chapuceros instrumentos quedan transformados por un arte de posesión. Podemos hacer un culto de la personalidad del director de orquesta, pero somos conscientes de que él no hace música, sino que la música lo hace a él; si el director está relajado, receptivo y afinado, lo invisible se apodera de él y, a su través, nos llega a nosotros. (1)

EL RITO PERDIDO
...Cierto es que seguimos deseando captar en nuestras artes las corrientes invisibles que gobiernan nuestras vidas, pero nuestra visión queda trabada al extremo oscuro del espectro... Aunque el teatro tuvo en su origen ritos que hacían encarnar lo invisible, no debemos olvidar que, a excepción de ciertos teatros orientales, dichos ritos se han perdido o están en franca decadencia. La visión de Bach se ha conservado escrupulosamente en la exactitud de sus notaciones; en Fra Angélico asistimos a la verdadera encarnación, pero ¿dónde encontrar la fuente hoy día para intentar tales procedimiento? En Coventry, por ejemplo, se ha construido una nueva catedral de acuerdo con la mejor receta para lograr un noble resultado. Honestos y sinceros artistas, los "mejores", se han agrupado para levantar, por medio de un arte colectivo, un monumento a la gloria de Dios, del Hombre, de la Cultura y de la Vida. Se ha erigido, pues, un nuevo edificio en el que se aprecian bellas ideas y hermosas vidrieras: sólo el ritual está gastado. Estos himnos antiguos y modernos, quizá encantadores en una pequeña iglesia de pueblo, esos números en las paredes, esos sermones son aquí tristemente inadecuados. El nuevo lugar reclama voces de un nuevo ceremonial, si bien este ceremonial debería haber pasado adelante y dicta en todos sus significados, la forma del lugar, como ocurrió cuando se construyeron todas las grandes mezquitas, catedrales y templos. La buena voluntad, la sinceridad, el respeto reverente y la creencia en la cultura no son suficientes: la forma exterior sólo puede adquirir verdadera autoridad si el ceremonial tiene otra tanta; y ¿quién hoy día puede llevar la voz cantante? Como en toda época, necesitamos escenificar auténticos rituales, pero se requieren auténticas formas para crear rituales que hagan de la asistencia al teatro algo tonificante de nuestras vidas. Esos rituales no están a nuestra disposición y las deliberaciones y resoluciones no los pondrán en nuestro camino.
El actor busca en vano captar el eco de una tradición desvanecida, lo mismo que los críticos y el público. Hemos perdido todo el sentido del rito y del ceremonial, ya estén relacionados con las Navidades, el cumpleaños o el funeral, pero las palabras quedan en nosotros y los antiguos impulsos se agitan en el fondo. Sentimos la necesidad de tener ritos, de hacer algo por tenerlos, y culpamos a los artistas por no "encontrarlos" para nosotros. A veces el artista intenta hallar nuevos ritos teniendo como única fuente su imaginación: imita la forma externa del ceremonial, pagano o barroco, añadiendo por desgracia sus propios adornos. El resultado raramente es convincente. Y tras años y años de imitaciones cada vez más débiles y pasadas por agua, hemos llegado ahora a rechazar el concepto mismo de un teatro sagrado.
Cuando fui a Stratford por primera vez, en 1945, todo valor concebible estaba enterrado bajo un sentimentalismo mortal, una complaciente valía, un tradicionalismo ampliamente aprobado por la ciudad, los eruditos y la prensa. Se necesitó la audacia de un anciano caballero excepcional, sir Barry Jackson, para tirar todo eso por la ventana y hacer aún posible la búsqueda de auténticos valores. Y fue en Stratford, años después, en ocasión de un almuerzo oficial para celebrar el cuadringentésimo aniversario del nacimiento de Shakespeare, donde vi un claro ejemplo de la diferencia existente entre lo que es y lo que podría ser un rito. Se pensó que el nacimiento de Shakespeare requería una celebración ritual. La única celebración que se nos podía ocurrir era un banquete, que hoy día significa una lista de personas incluidas en el Who’s Who, reunidas alrededor del príncipe Felipe, para comer salmón ahumado y bistecs. Los embajadores se saludaban con una ligera inclinación de cabeza y se pasaban el vino tinto del rito. Charlé con el diputado local. Luego, alguien pronunció un discurso oficial, le escuchamos correctamente y nos levantamos para brindar por Shakespeare. En el momento en que chocaron los vasos -por no más de una fracción de segundo, en la común conciencia de todos los presentes, por una vez todos concentrados en la misma cosa- pasó el pensamiento de que cuatrocientos años atrás había existido tal hombre, y que por ese motivo nos habíamos reunido. Por un instante el silencio se agudizó, hubo un esbozo de significado. Un momento después todo quedó borrado y olvidado. Si entendiéramos más sobre ritos, la celebración ritual de una persona a la que tanto debemos pudiera haber sido intencional, no casual. Pudiera haber sido tan poderosa como sus obras teatrales, tan inolvidables. La verdad es que no sabemos cómo celebrar, ya que no sabemos qué celebrar. Lo único que sabemos es el resultado final: conocemos y gustamos de la sensación y el clamor de lo celebrado mediante el aplauso, y ahí nos quedamos. Olvidamos que hay dos posibles puntos culminantes en una experiencia teatral: el de la celebración, con el estallido de nuestra participación en forma de vítores, bravos y batir de manos, o, también, en el extremo opuesto, el del silencio, otra forma de reconocimiento y apreciación en una experiencia compartida. Hemos olvidado por completo el silencio, incluso nos molesta; aplaudimos mecánicamente porque no sabemos qué otra cosa hacer y desconocemos que también el silencio está permitido, que también el silencio es bueno

bigrafia Brecht

bigrafia Brecht

Bertolt Brecht
(Alemania, 1898-1956)
Poeta, director teatral y dramaturgo alemán, cuyo tratamiento original y distanciado de los temas sociales y de los experimentos revolucionarios ha influido enormemente en la creación y en la producción teatrales modernas. Brecht nació el 10 de febrero de 1898 en Augsburgo (Baviera), y se formó en las universidades de Munich y Berlín. En 1924, aparece como autor teatral en el Berlín Deutsches Theater, bajo la dirección de Max Reinhardt. Sus primeras obras muestran la influencia del expresionismo, el principal movimiento dramático de la época. En 1928, escribió un drama musical, La ópera de los dos centavos (conocida en algunos países como tres peniques o tres centavos), con el compositor alemán Kurt Weill. Este musical, basado en The Beggar's Opera (1728) del dramaturgo inglés John Gay, era una cáustica sátira del capitalismo y se convirtió en el éxito teatral más importante de Brecht. Se estrenó en 1928 en Berlín. En 1924, había empezado Brecht a estudiar el marxismo, y, desde 1928 hasta la llegada de Hitler al poder, escribió y estrenó varios dramas didácticos musicales. La ópera Ascensión y caída de la ciudad de Mahagonny (1927-1929), también con música de Weill, volvía a criticar severamente el capitalismo. La preocupación por la justicia fue un tema fundamental en su obra. Durante este periodo inicial de su carrera, Brecht dirigía a los actores y empezó a desarrollar una teoría de técnica dramática conocida como teatro épico. Rechazando los métodos del teatro realista tradicional, prefería una forma narrativa más libre en la que usaba mecanismos de distanciamiento tales como los apartes y las máscaras para evitar que el espectador se identificara con los personajes de la escena. Brecht consideraba esta técnica de alienación, la -distanciación-, como esencial para el proceso de aprendizaje del público, dado que eso reducía su respuesta emocional y, por el contrario, le obligaba a pensar. Ejemplos, que incluía las obras La toma de medidas, La excepción y la regla, El que dice sí y el que dice no, es la expresión más radical del propósito socialista de Brecht.

A causa de su oposición al gobierno de Hitler, Brecht se vio forzado a huir de Alemania en 1933, viviendo primero en Escandinavia y estableciéndose finalmente en California en 1941. Fue durante esos años de exilio cuando produjo algunas de sus mejores obras, como La vida de Galileo Galilei (1938-1939), Madre Coraje y sus hijos (1941), que consolidaron su reputación como importante dramaturgo, y El círculo de tiza caucasiano (1944-1945). Brecht se consideraba a sí mismo un hombre de teatro que se había liberado de las tendencias del teatro expresionista para experimentar con nuevas formas. Quería mostrar que ese cambio no sólo era posible sino que era necesario. Su versátil empleo de la lengua y de las formas poéticas -lenguaje clásico mezclado con el habla del hombre de la calle, versos libres e irregulares- lo dirigió a sacudir la conciencia del público y a llevarlo de una pasividad acrítica a la reflexión y, esperanzadamente, a la acción. En 1948, Brecht volvió a Alemania, se estableció en Berlín Este y fundó su propia compañía teatral, el Berliner Ensemble. Fue una figura controvertida en la Europa del Este, ya que su pesimismo moral chocaba con el ideal soviético del socialismo realista. A lo largo de su vida escribió también varias colecciones de poemas, que, con sus obras de teatro, lo sitúan entre los más grandes autores alemanes. Murió el 14 de agosto de 1956 en Berlín.

Biografia KONSTANTIN STANISLAVSKY

Biografia KONSTANTIN STANISLAVSKY

Jorge Z. Humaña, desde Toronto, Canadá.

"No te creo, No me convences," eran las palabras preferidas de Konstantin Sergeevich Alekseyev, más conocido en el mundo del arte como Konstantin Stanislavsky; el actor, director y empresario teatral y operático que cambió el rumbo del teatro occidental a principios de este siglo.

Su "Método", que está condensado preferentemente en tres libros, ha sido descrito y aceptado como la Biblia del teatro occidental de este siglo.

Muchos de los grandes actores contemporáneos le deben a su método el haber logrado el éxito de que han gozado en las tablas. Casi todos los Ingleses conocidos: los hermanos Barrymore, Lawrence Olivier, Anthony Hopkins, etc. y actores como Orson Wells, Marlon Brando, Dustin Hoffman, entre muchos no sólo han utilizado su método, sino lo han destacado como muy importante en su carrera. Aquello que hoy día nos parece obvio, un día no lo fue. En el pasado los actores se entrenaban tratando de imitar a los actores más viejos y de mayor prestigio y la audiencia misma se sentía mejor motivada cuando podía relacionar a un joven actor con alguno de los actores antiguos famosos. La declamación y la pomposidad eran las principales características del teatro del pasado.

La base fundamental del Método de Stanislavsky consiste en la interrelación entre audiencia y actor; aquello que hoy día a raíz del desarrollo de la tecnología está muy de moda: Interacción entre actor y auditor. Ya todos nos hemos entrenado en ese sentido; nosotros, como audiencia, esperamos que un actor nos convenza; nos interesa creer en el actor como personaje, como carácter. Por lo tanto, el desarrollo de la creación de emociones internas en un actor es fundamental en la aplicación del método.

Uno de los mayores éxitos de Stanislavsky fue la representación de las obras de Checov y de Ibsen. Autores que parecen imposibles de representar sin la aplicación del Método Stanislavsky. El éxito que obtuvo en la representación de varias de las obras de Checov lo llevó a representar "El Enemigo del Pueblo" de Ibsen el año 1905, en la Rusia zarista, en medio de la mayor represión anti revolucionaria que vivía Rusia, a principios de siglo, antes de la primera revolución rusa.

A pesar de que la censura zarista cortó la obra de Ibsen y censuró todo lo que ellos consideraban peligroso, la obra tuvo tal éxito que le costó la carrera a todos los censores. El público se sintió tan tocado con la obra que fue interrumpida en medio de aplausos y llantos porque los asistentes vieron reflejado allí su propia tragedia.

Stanislavsky nació en Enero 17, de 1863, en Moscú. Su familia tenía un grupo de representación dramática a la cual él se incorporó a la edad de 14 años. La familia organizó un grupo de teatro aficionado que le llamó El Círculo Alekseyev. La preocupación del joven Konstantin por todo los detalles, le llevó rápidamente a constituirse en el líder del grupo. A los 18 años él adopta el seudónimo Stanislavsky. Desde muy joven él vio al teatro como un medio de formación y de educación del pueblo. A los 25 años, el año 1888, estableció La Sociedad de Arte y Literatura como una compañía de aficionados.

En 1897 se unió al escritor, actor y director ruso Vladimir Nemirovich-Danchenko, (1859-1943) con quien organiza el Teatro de Arte de Moscú. Es allí donde continúa desarrollando y aplicando su método y con él se inicia la transformación del teatro contemporáneo que hoy día conocemos.

El año 1912 él pasa a ser director del Estudio de la Opera Bolshoi. El año 1918 establece el Primer Estudio como una escuela para jóvenes actores. Entre el año 1922 y el 24 inicia una gira por Europa y los Estados Unidos con el Grupo de Teatro de Moscú. Durante una actuación el 19 de Octubre de 1928 sufre un ataque al corazón y eso lo decide a dedicarse sólo a la dirección, hasta su muerte en Moscú, el 7 de Agosto de 1938.

El Método de entrenar a un actor de Stanislavsky se basa en su descubrimiento de que un actor puede recabar sus propias experiencias y emociones y reemplazarlas por las del personaje que debe caracterizar, lo que le permite al actor crear el enlace con la audiencia. La superficialidad o profundidad del guión es inmaterial a la realidad emocional del actor frente al carácter; el actor puede olvidarse por completo del libreto, pero si mantiene a su carácter, él y los otros actores transforman la obra, pero logran una gran afinidad con el público. Uno de los actores de Teatro Experimental de Toronto en su actuación del Avaro de Moliere jamás dijo el parlamento igual en dos actuaciones, ni en el mismo orden, sin embargo, todas las veces fue aplaudido a rabiar. En otra presentación de TEXT, de Yerma de Federico García Lorca, Yerma ejecuta a Juan con el puño, después que el cuchillo que llevaba en la mano resbala por la plataforma del escenario, sin que haya una risa entre el público; no era necesario, me dijo alguien de la audiencia, su concentración era tan alta que lo pudo haber matado con una mirada y se lo habríamos creído. El actor debe estar preparado a improvisar absolutamente en función del carácter que representa, en caso contrario, como decía Stanislavsky, "no me convence, no le creo".

A mi juicio, la trilogía de Stanislavsky: "Un Actor se Prepara", "Construyendo un Carácter" y "Creando un rol," es absolutamente necesaria en la biblioteca de un actor. Stanislavsky describe una serie de mecanismos, prácticas y conceptos que ayudarán a un joven actor a manejar sus propias emociones y transformarlas en las emociones del carácter que debe representar.

Una de las mejores versiones y análisis del Método es de Sonia Moore con quien él trabaja en los Estados Unidos por varios años.

Aun cuando Stanislavsky ocupa gran parte de su sistema en explicar cosas que hoy día son de sentido común, su método sigue siendo uno de los más valiosos elementos de actuación, para un actor profesional y bueno. Su sistema no consiste en una serie de reglas a seguir, sino en un método de preparación física, mental y emocional del actor en la creación de un personaje.

El no es, sin embargo, el primero que describe este sistema de actuación, ya Shakespeare lo describe en uno de los parlamentos de Hamlet. La gracia de Kontastin, sin embargo, fue incorporarlo al entrenamiento del actor. El su libro "Un actor se prepara", Stanislavsky describe el resultado de su propia experiencia la que desarrolla durante su vida y de como esa experiencia fue útil a otros actores para ayudarlos a desarrollar sus propios caracteres. A través de seguimiento de un actor en ensayo, se recorre y se viven los mecanismos de relajación, concentración y movimientos, la teoría esta allí dentro de la propia historia, uno aprende a través de la aplicación del mismo método que los estudiantes en el libro. Lo interesante de sus libros es que están desprovistas de todo egolatría y están destinadas a ayudar al actor, sin recetas prefabricadas o didácticas.

Si alguien estudia teatro verá allí reflejadas son propias inquietudes y problemas y por lo tanto se sentirá como siendo parte de un grupo al cual mira desde afuera y el cual vive al mismo tiempo.